1. Aldana


    Fecha: 12/12/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Esquiva, Fuente: CuentoRelatos

    ... muchacha. Solo una pregunta me rondaba por los oscuros rincones de mi cerebro; ¿por qué me había elegido como confidente? ¿Tan sola estaba? ¿O acaso era una solitaria como yo?
    
    Fue en la madrugada de un sábado. Era casi las dos de la mañana y no quedaban más de dos mesas ocupadas. Don Francisco ordenó cerrar y se fue apenas hubo terminado con la caja. Aldana, como siempre, se hizo cargo del resto. La ayudé a limpiar y menos de quince minutos terminamos con todo. Jorge, el último de los mozos, se fue en su motocicleta y Aldana me hizo una seña de que la esperara. Querrá charlar, pensé. Nos montamos en su autito y en pocos minutos recorríamos la desierta avenida Washington.
    
    Cuando llegamos a la entrada de un residencial llamado Mar del Sol, Aldana detuvo la marcha para señalarme el ultimo apartamento de un edificio de cinco pesos.
    
    -Me mudé hace dos días, ahora papi podrá traerse a sus queridas sin problemas- dijo.
    
    El sueño empezaba a apoderarse de mi cuerpo, aunque era casi una hora más temprano de la que acostumbrábamos a salir. Aldana entró al residencial. Supuse que iría a buscar algo al departamento y luego me llevaría a casa, no me preocupé demasiado, siempre cabía la posibilidad de pedir un taxi. El departamento tenía dos dormitorios, una salita, un balcón enrejado y una cocina muy pequeña. Por todos lados había cajas apiladas con libros, discos compactos, ropas y cortinas. Aldana sugirió que nos quitáramos los zapatos y habláramos en voz baja, para no ...
    ... molestar a los vecinos.
    
    El sofá de la salita estaba lleno de bolsas de ropa y cajas con papeles. Lo único que ella había instalado era su computadora. Su dormitorio estaba un poco menos desordenado que el resto de la casa, al menos sobre la cama no había cajas ni bolsas de cosas. Encendió el aire y en pocos minutos el calor dejó de ser una molestia. Me senté en la cama mientras ella entraba al baño. Comencé a buscar en mi cartera la tarjetita de mi taxi y la dejé a mano sobre la mesita de noche.
    
    El frescor del aire acentuaba mi modorra de tal manera que decidí relajarme un momento, me recosté y cerré los ojos, respiré hondo, me quité los zapatos, me sentía tan bien que pensé en un campo verde, con árboles a lo lejos, tal vez una casa con techo de tejas… me despertaron los sonidos del amanecer. Sorprendida, miré la hora. Eran casi las seis de la mañana. Aldana dormía a mi lado, acurrucada y de espaldas. Había puesto un grueso acolchado de seda que nos protegía del frío. Fui al baño y me di una ducha, me lavé los dientes con el minicepillo que siempre cargo en la cartera.
    
    Afuera la ciudad despertaba con estruendo de motores y bocinas. Volví a la habitación a esperar que Aldana se despertara para poder irme. Ella entreabrió los ojos y me miró, y después sonrió.
    
    -¿Dormiste bien?
    
    -Maravillosamente. Ni siquiera sentí cuando me cubriste.
    
    -Déjame levantarme- dijo y saltó de la cama. Tenía puesta una larga camiseta blanca con una figura de Bugs Bunny. Me enterneció verla ...
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