1. Caza mayor en el gimnasio


    Fecha: 12/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: Dioni, Fuente: SexoSinTabues30

    El gimnasio «Titanes» era un hervidero de músculos, sudor y ambición. Cinco jubilados, cada uno con su propia personalidad vibrante, pasaban sus días en el lugar, disfrutando de la estética masculina. Todos, sin excepción, abiertamente gays y con una apreciación particular por las películas de porno BDSM oscuro en las que un grupo de jovencitos enclenques o degoblins debiluchos consiguen asaltar y someter a orcos machos gigantes como montañas de músculos.
    
    Luego estaba Marcos, el monitor de gimnasio. Con cuarenta años, llevaba el pelo casi rapado como un skinhead y era el típico macho hetero homófobo como los que salen en el cine negro apaleando maricones. Un portento de músculos, con un cuerpo esculpido a base de horas de levantamiento y una dieta estricta. Era la personificación del ideal masculino, un Adonis moderno que encendía la imaginación de muchos en el gimnasio. Marcos, sin embargo, era ajeno a las miradas lascivas. Él era hetero, apegado a sus rutinas, y con la cabeza en el trabajo. Era un hombre como Dios manda.
    
    Un martes por la tarde, cuando el gimnasio ya estaba cerrado y solo se permitía el uso de la sauna mientras Marcos lo revisa todo para que esté perfecto al día siguiente ocurrió algo muy interesante: una de las máquinas depress de banca, una bestia de metal y poleas, se atascó. Marcos, con su fuerza descomunal, intentó liberarla, pero el mecanismo cedió de golpe, atrapando sus dos manos a la altura del suelo. Su enorme cuerpo musculado tenía fuerza ...
    ... suficiente como para tambalear la máquina, pero la postura de espalda inclinada le impedía hacer tanta fuerza como su estructura de ogro le permitía.
    
    «¡Ayuda!» gritó Marcos, el dolor punzante recorriendo su cuerpo.
    
    Los cinco jubilados, que se encontraban en la sauna hablando del cuerpazo de Marcos, que no tenían ni los mejores actoresboundgods, escucharon el grito y corrieron hacia la zona de pesas. Vieron a Marcos, atrapado y sufriendo, y la situación les generó una mezcla de preocupación y… algo más cinematográfico. La imagen de eseJeremy Stevens sudoroso, musculoso y vulnerable despertó en ellos una corriente de deseo reprimido que les recordaba a algunas de las escenas porno que conocían por la postura de culo en pompa que la trampa obligaba a Marcos a adoptar. Su ropa contribuía a la fantasía de los viejos: una camiseta sin mangas que dejaba ver bíceps, pectorales hasta casi los pezones y unos hondos y oscuros sobacos, y un pantalón de deporte corto por cuyo bajo asomaba parte del glande. Las pollas de carne son igual de grandes cuando están fláccidas que cuando están erectas y la de Marcos sugería que había estado todo el día empalmado mirando a las muchachas del gimnasio, buff, esa mortadela se bamboleaba incontrolable dentro del pantaloncito en cada intento de Marcos por soltarse de la máquina. Él no se daba cuenta del festival de baile que su miembro les estaba ofreciendo, pero ellos sí que lo vieron: “fijaos en eso, no creo que pueda controlarlo, aunque quiera, ...
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