-
Caza mayor en el gimnasio
Fecha: 12/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Gays Autor: Dioni, Fuente: SexoSinTabues30
... no hay músculo en el cuerpo humano capaz de manipular semejante cantidad de carne colgando», «mi lengua si puede» añadió otro viejo y todos rieron discretamente, se supone que tenían que fingir que estaban preocupados. «Tranquilo, Marcos, te vamos a sacar de ahí», dijo uno de ellos, tratando de mantener la compostura, mientras lanzaba una mirada cómplice a los otros viejos. Mirada que entendieron perfectamente, habían visto muchas escenas similares en el porno BDSM más cercano a la ilegalidad que tanto les gustaba. Por supuesto, con unos actores como ellos, el macho tiene que estar dispuesto o inmovilizado, y sabían que Marcos estaría más dispuesto a matarlos con sus propias manos. Fingieron intentar mover la máquina, pero era inútil. «El mecanismo está bloqueado», dijo uno, con una sonrisa de la que Marcos no llegó a percatarse. «Podríamos intentar desmontar la máquina», sugirió, y otro añadió «pero necesitaríamos un poco de ‘aceite’ para que las piezas se muevan más fácilmente» al tiempo que lanzaba una mirada cómplice al resto de pervertidos. El más descarado de todos se acercó a Marcos y le guiñó un ojo. «No te preocupes, guapo. Te vamos a cuidar.» Ese siempre fue tonto, pero tuvieron la suerte de que Marcos estuviera tan nervioso como para no reparar en ese «guapo» tan fuera de lugar. De lo contrario, el monstruo podía haberse puesto a la defensiva antes de tenerlo asegurado, una patada de esas piernas podía desarmar a cualquiera de esos viejos ...
... enclenques. Mientras uno fingía intentar sin éxito liberar las manos de Marcos, aprovechando para sobar esas rudas y curtidas manazas de ogro que tanto lo estaban empalmando (cuando uno lleva tanto tiempo fantaseando con un macho como Marcos, basta con un roce para encender el chip de violador de sementales), los otros cuatro se dirigieron a la taquilla. Regresaron con una botella de lubricante anal, que le dijeron a Marcos que era aceite de almendras para que no sospechara y les aguara la escena porno antes de que terminaran de hacerle las aberraciones que pensaban hacerle. También trajeron dos combas de saltar, una para atar cada pie a una máquina vecina diferente a la de la trampa. «Esto es un poco extraño, ¿no?», preguntó Marcos, con un hilo de voz. El dolor y la confusión comenzaban a apoderarse de él. «Solo estamos tratando de ayudarte, Marcos», respondió otro, con una sonrisa tranquilizadora. «Pero necesitamos que te relajes, porque no paras de intentar liberarte y esos embites con la espalda en esa postura forzada no son buenos para las articulaciones. Ya sabemos que no puedes evitarlo y por eso vamos a ayudarte también a que dejes de hacerlos, pareces una pelea de gatos y te vas a lesionar. Te niegas a tranquilizarte y no queremos que te lesiones gravemente, hombre, lo hacemos por tu bien, de lo contrario nos habríamos ido y mañana te habría encontrado aquí mismo Loli (Loli era la muchacha de recepción que abre el gimnasio por la mañana).» Es que estás tan nervioso que no te ...