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Bajo Su Mirada III
Fecha: 13/12/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: luciamg, Fuente: TodoRelatos
... no se escape. Lucía se colocó detrás de Kira y, con la calma de quien domina cada nudo, comenzó a atar sus muñecas juntas, pero dejándolas delante, para que pudiera seguir a cuatro patas. Luego pasó la cuerda por su cintura, asegurándola de forma que cada movimiento tirara un poco de sus muñecas hacia atrás. —Así… ahora estás más mía que nunca. La cuerda rozaba su piel de manera constante, y Kira sentía cómo el nudo en su espalda baja recordaba que cualquier resistencia sería inútil. Lucía pasó a las piernas, atando tobillos con una cuerda más larga que dejaba suficiente margen para moverse, pero siempre controlada. Cuando terminó, Lucía la observó de pie, dando una vuelta lenta alrededor. —Preciosa… como un animal listo para ser mostrado. Sin previo aviso, Lucía encendió de nuevo el vibrador y lo deslizó bajo el vientre de Kira, ajustándolo para que quedara encajado contra su sexo, inmovilizado por la cuerda que sujetaba su cintura. El zumbido intenso arrancó un gemido bajo que hizo sonar la campanilla en su cuello. —No me importa si te corres, pero será cuando yo lo decida. Lucía se sentó en el taburete, justo frente a ella, y volvió a tomar sus pechos entre las manos. Las pezoneras aumentaban la sensibilidad al máximo, y cada tirón enviaba un pulso de placer directo a su centro. —Quiero que te muevas… que sientas cómo todo trabaja a la vez: la cuerda, la succión, la vibración… Kira empezó a mecerse lentamente hacia adelante y hacia atrás, la ...
... fricción contra el vibrador aumentando con cada movimiento. El sonido de la campanilla se mezclaba con el zumbido constante y la respiración acelerada. Lucía sonreía, manteniendo un ritmo de ordeño que no permitía que Kira se relajara ni un segundo. De vez en cuando, soltaba un pecho para dar un golpe seco y juguetón en la parte baja, un gesto que mezclaba humillación y posesión. —Mírame, vaca. Quiero que recuerdes mi cara cuando estés a punto de correrte. Kira levantó la vista, y esa conexión visual fue como un disparo directo a la cabeza. Su respiración se volvió más errática, el cuerpo entero temblando bajo el cúmulo de sensaciones. Lucía lo notó y, justo cuando el orgasmo parecía inevitable, apagó el vibrador y soltó las pezoneras. El contraste fue brutal: los pezones quedaron expuestos, enrojecidos y sensibles, el cuerpo pidiendo liberación. —Todavía no, Kira. Una buena vaca aprende a esperar. Lucía se levantó y acarició suavemente su mejilla. —Tendrás tu recompensa… pero antes vamos a ponerte a prueba de verdad. Lucía dio unos pasos lentos alrededor de Kira, como si estuviera decidiendo por dónde empezar la siguiente fase. La cuerda roja destacaba contra su piel pálida, la campanilla seguía colgando en el centro de su pecho, y la cola postiza se balanceaba con cada respiración. —Estás preciosa así… pero quiero verte trabajar por mí —dijo Lucía, acercándose hasta quedar detrás. Con un tirón suave, la empujó hacia adelante, obligándola a apoyar el ...