Una misteriosa, insólita y sorprendente familia XI - Relatos Eróticos

Una misteriosa, insólita y sorprendente familia XI

... momento de confesar todas nuestras aventuras o más bien desventuras, que ni mucho menos debemos juzgar, por muy incorrectas que puedan parecer, pues no creo que nos haga mejores ni peores personas, quizás solo más humanas.

-No creo que ninguna de nosotras tenga secretos, - dijo Marimar – Y me refiero a mí a Anastasia y a Sofía, pues ninguna de nosotras sabe quién fue el elemento que nos preño. Yo de vez en cuando tengo algún revolcón con alguno de los clientes de Sofía, que es de alguna forma mi celestina, y el resto de mi vida sexual son mis consoladores, con los que mi mente viaja a lugares mágicos ya que incluso, como antes lo he dicho, en esos viajes mentales lascivos y lujuriosos me he llegado a follar a nuestro propio padre. En cuanto a Sofía sé que tiene muchos más rolletes que yo, pero también tiene sus incondicionales amantes de látex de todos los colores y tamaños. Y qué decir de Anastasia, lleva años enrollada con Bianca, aunque hasta hoy lo hacían de forma disimulada, pero creo que ellas si están realmente satisfechas sexualmente, e incluso creo que también anímicamente.

-Yo no creo que tengamos más secretos, a no ser que se consideren secreto las personas con las que hemos copulado en los viajes mentales lascivos y lujuriosos, como denomina la tía Marimar a nuestros juegos onanistas, ya que posiblemente no tendríamos tiempo de citar a todos o a todas. – dijo en ese momento Violeta – Pero yo estoy pensando que me gustaría conocer a Justa, ya que para mí ...

... ese va a ser su nombre ya que me fascina lo que simboliza. Y si a Giulia y a Andrea no les importa, les diré que me acompañen en mi coche ya que saben cómo ir, aunque solo sea para saludarla y después volver a dormir aquí.

-A mí también me hace mucha ilusión conocer a esa mujer, Ingrid o Justa, pues yo la nombrare como ella prefiera. – dijo en ese momento Dani – Tengo gran curiosidad por saber cómo será mi Violeta cuando seamos viejecitas, y si es un clon de ella supongo que con los años seguirá siéndolo.

-Pues Alba, Paula y yo también queremos ir a conocerla. – dijo en ese momento Belén – Le diremos a Julio que nos lleve y después volvemos todos a dormir aquí.

Mientras divagaban sobre si era conveniente o no ir esa misma noche a conocer a Ingrid, dada la hora que era, ya próxima la media noche, volvió Julio con sus dos inseparables nuevas amigas, y cuando Violeta les planteo la posibilidad de ir y conocer la que iba a ser su nueva morada y de paso también a su dueña y a las cuatro colaboradoras, los tres jóvenes unánimemente se apuntaron, no así las “veteranas”, ya que Susi, Marimar, Anastasia, Sofia, Daniela y Bianca, decidieron quedarse y ya conocerían las instalaciones y a esas personas al día siguiente en el desayuno, tal como habían acordado con los abuelos. Subieron todas las jóvenes a sus habitaciones para cambiarse ya que estaban todas en bañador y en unos minutos estaban todos listos, y como en el coche de Violeta, a pesar de ser de siete plazas cabían ...