Una misteriosa, insólita y sorprendente familia XI - Relatos Eróticos

Una misteriosa, insólita y sorprendente familia XI

... legar un equipo de futbol femenino. – dijo riendo Dani – Y si todas son tan guapas como las tres que ya conocemos, no será un legado nada despreciable.

-Pues Alika, aunque aún no pertenece al equipo es una monada, y el par de veces que la he visto jugar promete. – dijo Andrea también riendo – Y no sería ninguna tontería que se tomase el futbol con más interés, pues es posible que tenga mucho más futuro que ninguna de nosotras, salvando a la “pantera”, ya que Giulia es un fenómeno.

-Eso digo yo, pero la morenita no me hace caso. A ver si vosotras la convencéis - dijo desde la puerta el abuelo Julio que acababa de llegar junto a su esposa e Ingrid o Justa - ¿Se puede saber que hacéis vosotras aquí a estas horas?

-Mira por dónde, yo que esperaba a las cuatro adultas, y las que aparecen son mis nietas – dijo la última de los recién llegados desde la puerta – No parece que mis hijas genéticas tengan ningún interés en conocerme.

-Pues el mismo que tenías tú en cuidar de ellas. – dijo Alba con cierto malestar – A mi madre le va a costar mucho asumir todo lo que estos días está conociendo, su padre no es su padre, su madre es solo a medias con otra, su hermana mayor, que es su ejemplo a seguir, tiene un lio familiar de cojones, y aunque parezca realmente una bruja, mi madre es muy sensible, muy humana y muy pusilánime, y estas cosas la afectan demasiado.

-Vaya, no esperaba semejante defensa de Marimar por parte de su hija, - dijo Susana – pero tienes toda la razón en ...

... decir lo que acabas de decir, ni Ingrid ni yo fuimos lo que se dice unas madres modelo, y sin embargo nuestras hijas si han sabido estar a la altura con vosotras y con Julio, solo hay que ver cómo se lo agradeces defendiéndola como lo acabas de hacer, cosa que te honra.

-A partir de ahora me gustaría que me llaméis Justa, y vamos al restaurante para brindar que por fin podre convivir con vosotras, y aunque ya soy vieja, o quizás por eso, quiero estar mis últimos años con mis descendientes, aunque hayan sido concebidos de forma un tanto especial. – dijo Justa invitando con un gesto a que la siguiesen y dirigiéndose a Ilona la dijo – Anda bonita, diles a tus compinches que vengan también a tomar una copita de cava y a conocer a sus nuevas compañeras.

Salió de aquella zona y se dirigió seguida por Julio y Susana hacia el otro edificio de obra, sobrepasando una casa de madera enorme, incluso con un porche con barandilla. En el otro edificio de obra estaba el bar restaurante, la zona de lectura y para ver la TV, una inmensa que ocupaba parte de una de las paredes de aquella sala. Lógicamente las recién llegadas al recinto los siguieron, a excepción de Julio que retuvo a Andrea cogiéndola del codo y diciéndola:

-Vamos a esperar a que Ilona venga con sus compañeras. Me parece un desprecio o falta de respeto no esperarlas, por lo menos alguno de nosotros.

-Tú lo que quieres es ver como son las chavalas. – le dijo bajito y con una sonrisa traviesa su prima – La verdad es ...