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Una misteriosa, insólita y sorprendente familia XI
Fecha: 13/12/2025, Categorías: Incesto Autor: Viejo Intrepido, Fuente: TodoRelatos
... que yo tampoco las conozco, incluso no sabía que Ilona y Alika trabajaban aquí, creía que eran unas chiquillas a la que quería fichar el abuelo para la próxima temporada. No habían pasado dos minutos que por una puerta lateral a la zona donde estaba aquella especie de oficina o recepción, entraron las cuatro muchachas, quedándose todas gratamente sorprendidas al verlos allí esperándolas, momento que los dos primos aprovecharon para analizarlas. Como a Ilona ya la habían visto, se fijaron especialmente en Tala, la filipina, cuyos rasgos solo eran evidentes de donde procedía por lo rasgado de sus bonitos ojos oscuros, y era realmente una mujer bellísima, de treinta y dos años, la más baja de todas, poco más de uno sesenta, de pelo negro con una larga cola de caballo y con un cuerpo magnifico que se podía apreciar sin ninguna dificultad ya que al igual que Ilona y sus otras dos compañeras solo llevaban unos shorts exiguos y unos top también con escasísima tela, atuendos que parecía que era la equipación de todas las jóvenes. Lola era de pelo castaño peinado con dos graciosas trenzas, debía tener la misma altura que Tala o escasamente uno o dos centímetros más alta, ojos marrones y un cuerpo menudo y fibroso, pero con unas curvas encantadoras, sobre todo su culito respingón y sus nada despreciables pechos. Y por último a la negrita, Alika, que tal como había dicho Ilona era una chocolatina apetecible, un poco más alta que las otras dos, ojos verdes claros que resaltaban con el ...
... color de su piel, pelo ensortijado y cortito, una cara bellísima con una sonrisa que enseñaba su perfecta y blanca dentadura, y un cuerpo infartante, pues a pesar de verse un poco maciza, estaba buena a reventar, cosa que evidenciaron los dos primos mirándola embobados. Era evidente que Ilona les habría comentado como se había puesto de contento el muñeco de Julio cuando ella lo saludo, pues las tres tras saludar con unos suaves besos a Andrea, hicieron exactamente lo mismo que la nórdica, restregarse de forma más que evidente contra el pecho y la entrepierna del joven, consiguiendo que de nuevo su pantalón deportivo pareciese la carpa de un circo, ante las miradas divertidas de las cuatro jóvenes e incluso de su propia prima. Tras los saludos siguieron los pasos de Justa y su sequito, y cuando llegaron al bar restaurante, se habían sentado distribuidos en varias mesas, y ya habían sacado de uno de los frigoríficos varias botellas de cava y de un armario las correspondientes copas, y entonces Justa les dijo a los recién llegados: -Dada la hora que es no me parece prudente que volváis, y menos aún si vamos a brindar como mandan los cánones, por lo menos con tres copitas de cava. Mejor llamáis a vuestras madres y les decís que esta noche dormiréis aquí. -Pero si no hemos traído pijamas ni ropa alguna. – dijo entonces Paula algo aturdida - ¿Cómo vamos a dormir? -Dormir no creo que durmáis mucho, pues tenemos que hablar largo y tendido. – volvió a decir Justa – De ...