LA PRISION - Relatos Eróticos

LA PRISION

... borrachera que tenía, lo iba a buscar y lo traía casi que arrastrandolo, se había vuelto un alcohólico, durante el día era un señor abogado y durante las noches era el borrachin del bar, con dos copas encima le contaba a quien quisiera oírlo, como su mujer lo abandonó y como fue su propio padre quien lo traicionó, estaba roto, y ni siquiera mi amor pudo arreglarlo, me recibí de abogado y trabajé con mi padre en el estudio jurídico, muy pronto tuve que hacerme cargo en la totalidad del trabajo, ya mi padre casi que no venía, su depresión y su dependencia del alcohol manejaban su vida.

Cuán triste es ver como un ser amado se pierde y pese a realizar cualquier cosa para intentar rescatarlo, darse cuenta que el amor que sentimos no alcanza, las heridas de mi padre eran tan profundas que mi amor no podía salvarlo, cuanta impotencia, cuanto dolor, en la guerra de baldosas estaba perdiendo, ya de las rojas no me quedaba ninguna y cuando empecé a perder las blancas se formó una oscuridad en mi corazón, una cosa que estaba dentro de mi, algo que era más fuerte que cualquier cosa, era odio, odio puro, odio y sed de venganza.

Todo fue muy lento, la verdad es que también gane batallas, me recibí de abogado con notas excelentes, fui un profesional exitoso, progrese en la vida tanto profesionalmente como económicamente, me convertí en un referente del derecho de familia, pero la verdad es que el odio no desaparece, siempre estaba allí, escondido, controlado, pero guardado en mi, ...

... sinceramente crei que podria controlarlo, crei que era normal sentirme asi, nunca pense en buscar ayuda, nunca pedí ayuda, ni siquiera lo hablé con Silvia.

En la universidad conocí a Silvia, una chica hermosa e inteligente, también estudiaba abogacía, nos enamoramos y nos casamos, fruto de nuestro amor tuvimos tres hijos, tres hermosos hijos, ella era la única hija de un comisario retirado y volcó su carrera hacia el derecho penal, consiguió entrar, gracias a los contactos de su padre en la fuerza policial y al poco tiempo ejercía la abogacía desde los escritorios de una comisaría, era tan eficaz en su labor que pronto fue ascendida y junto al comisario Aguirre, su superior inmediato, fueron llevados a trabajar a la central policiaca de Ascochingas, fueron momento difíciles nuestro domicilio se encontraba a 350 Km de distancia de su destino de trabajo, para ella era una oportunidad única, si rechazaba el cargo su carrera estaba acabada, así que decidimos que los chicos y yo permanecemos en la capital y ella vendría a visitarnos todos los fines de semana, según mi suegro en menos de un año el arreglaria su traslado, en la misma condición estaba su superior, el comisario Aguirre, el dejaba también en la capital a su mujer y a su pequeño hijo.

Las cosas transcurrían con normalidad, los chicos y yo extrañamos a Silvia, nos comunicamos a través de videollamadas y con ansias esperábamos el arribo del micro que los traía a la capital todos los viernes, ella llegaba cansada pero ...