1. El entrenamiento de Cassie - 1


    Fecha: 16/12/2025, Categorías: No Consentido Autor: Cory, Fuente: TodoRelatos

    ... cabello.
    
    —Para desaparecerlo de este mundo, naturalmente —declaró con calma escalofriante—. Quiero volverme el primero que probó tu coño. Ahora, dime.
    
    —Eso no es posible... —dijo, con la voz hecha pedazos.
    
    Magnus respondió tirándole el cabello más fuerte, arrancándole un gemido estrangulado.
    
    —Dime ahora su maldito nombre, Cassie. Ya me has desobedecido tres veces esta noche. Ese era mi límite. Si no quieres que tu castigo sea peor, dime su nombre.
    
    Cassie tragó saliva con dificultad, derrotada.
    
    —Derek Lawson... Lo conocí en la escuela.
    
    Magnus sonrió satisfecho.
    
    —Perfecto. Solo eso necesitaba.
    
    Volvió a tensar el agarre en su cabello y comenzó a follarla más duro, más rápido. El sonido de su cuerpo chocando contra el de ella llenaba la limusina. Cassie gritaba con cada embestida, su voz quebrada por el llanto y el placer traidor que le recorría el cuerpo.
    
    Magnus no mostró piedad. La empujaba contra él una y otra vez, asegurándose de enterrarse hasta el fondo, arrancándole gemidos incontrolables. Cassie sentía que se rompía en dos, pero algo en su interior se encendía a pesar de todo, haciéndola estremecerse.
    
    Al final no pudo evitarlo: su cuerpo la traicionó y se corrió con fuerza, con un orgasmo convulsivo que la dejó sin aliento. Magnus la sintió apretarse a su alrededor y gruñó, descargándose dentro de ella con un placer salvaje. El semen caliente la llenó, escurriéndose un poco al moverse. Cassie temblaba, derrotada, con las lágrimas todavía ...
    ... en sus mejillas, el cuerpo colapsando contra el de Magnus.
    
    —Eres un verdadero tesoro, Cassie. Te corres bien por tu clítoris y coño. Me encantas.
    
    Magnus se reclinó en el asiento, satisfecho. Jugó con un mechón de su cabello, pensando en todo lo que haría con ella cuando llegaran a su casa, sin sacar su polla de ella.
    
    Se relamió los labios, imaginando la escena: quería verla arrodillada frente a él, tragando su semen hasta la garganta. Quería obligarla a abrir la boca y beber de su polla como si fuera agua bendita, hasta que aprendiera a rogar por más.
    
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    Magnus era dueño de un hotel también, solo para amos y sumisas. En el último piso, el ático, vivía él. Cuando llegaron, Magnus le ordenó a Cassie que saliera de la limusina sin ropa, obligándola a caminar en cuatro patas a su lado. El chofer apenas desvió la vista. Ella se arrastraba temblando sobre las rodillas desnudas, con la cabeza gacha, sintiendo la vergüenza quemarle el rostro.
    
    Magnus la observaba con satisfacción fría. Pronto le compraría un collar rojo para el cuello y la pasearía con una correa por ahí, mostrándola como la perra sumisa que sería.
    
    El ascensor privado los llevó directo al último piso. Las puertas se abrieron dentro del ático de Magnus: un espacio amplio, lujoso y oscuro, con ventanales enormes y alfombras caras. Sin darle un respiro, él la jaló del cabello y la obligó a gatear detrás de él por el suelo pulido.
    
    Llegaron a una de las habitaciones laterales. Magnus abrió ...
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