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Aniversario, vacaciones, e intercambio de pareja
Fecha: 18/12/2025, Categorías: Intercambios Autor: El Cuentacuentos, Fuente: TodoRelatos
Decidimos darnos un respiro por nuestro vigésimo aniversario matrimonial, porque aunque nadie me lo pueda creer cuando lo cuento, no habíamos hecho un viaje solos en pareja, ni de fin de semana, desde el segundo año de casados antes de que naciera nuestro primer hijo. Pudiera comenzar con una descripción falsa de nosotros para irlos poniendo cachondos, pero la realidad, es que somos bastante comunes y corrientes. Mi esposa, Laura, es una mujer de 44 años, con algunos kilitos de más como la mayoría de su edad, aunque debo confesar que para mi fortuna, la mayoría de esos kilos se le han ido a las tetas y el culo, así que ya encarrilados en la pasión resulta mucho más satisfactorio para mis manos y boca comérmela hoy, que lo que me resultaba hace años. Yo soy normal de casi 50 años, me he quedado un tanto pelón y llevo “barba de leñador”, nunca he parado de ir al gimnasio dos veces por semana, así que debajo de la grasa que los años me han hecho acumular, hay un cuerpo formado y firme. Decidimos ir a la playa, a la Riviera Maya, y a un hotel de solo adultos para pasar nuestro aniversario. Si de algo ayuda, ambos nos pusimos a dieta extrema durante 3 semanas previas al viaje para salir bien en las fotos, así que íbamos un poco mejor de lo acostumbrado. Desde el primer día en aquel hotel notamos que, salvo un par de parejas de recién casados, la gran mayoría de los huéspedes eran parejas mayores, con cuerpos descuidados y regordetes, y que no tenían el menor ...
... apego en mostrarse tal y como eran, incluso un par de señoras cincuentonas se paseaban con sus caídas tetas al aire. Todo aquello, tal vez, nos dio un poco más de seguridad. ¡Mira! Me dijo mi esposa con cierta emoción mientras miraba un folleto en la habitación: Hay un servicio de masaje relajante en pareja, ¿Yo creo que nos caería bien no? ¿Lo reservo? Supuse que ella no tendría la misma experiencia que yo, pero no pude evitar que a mi mente vinieran la gran cantidad de videos de masajes, que terminaban en cosas mucho más entretenidas, que había visto en mis ratos de ocio en internet; así que en tono de broma, le dije a mi mujer que se pusiera ropa interior atractiva por si el masajista la desnudaba para comérsela mientras yo me distraía. Mi mujer se sonrió, y en el mismo tono me respondió que mejor iría sin ropa interior, para ahorrarle tiempo al masajista. Las bromitas nos pusieron un poco a tono, así que mientras caminábamos entre los bungalow hacia el spa, mi mente fue haciendo algunas historias donde la masajista – una chica despampanante por supuesto – terminaba teniendo sexo conmigo mientras mi esposa era masajeada por un gordo sudado; claro está, seguro que en la mente de mi mujer aquel gordo era un fisiculturista pitudo, mientras que la despampanante chica debió ser una señora de 70 años. Cuando entramos en el spa mis fantasías se disiparon. Si bien no eran una señora de 70 años ni un tipo gordo sudoroso, los masajistas eran una pareja bastante común y ...