1. Capítulo 8 - El Silencio también habla


    Fecha: 20/12/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Pagina y Silencio, Fuente: TodoRelatos

    La mañana despertó con un olor a café fresco y a tierra húmeda. El canto de los pájaros —ese que solo se escucha cuando uno está lejos del ruido de ciudad— parecía un lujo en medio de tanto caos vivido. Charlotte y Emily aún no decían mucho desde lo ocurrido la noche anterior, pero tampoco lo necesitaban.
    
    El padre de Lucía, un hombre de mirada noble y voz profunda, las había invitado con calidez a quedarse en la casa.
    
    —Ya es tarde, y aquí tienen lo que necesiten —dijo sin rodeos, con una cortesía elegante pero sincera. No era una sugerencia: era hospitalidad auténtica. A Emily no le costó aceptar, quizá por respeto... o quizá porque sabía que aún no estaba lista para volver a su soledad.
    
    El sábado amaneció con un cielo azul despejado. El permiso militar seguía siendo válido hasta el lunes, así que Emily quería aprovecharlo. Aun así, como todo su cuerpo militar, despertó a las 5:00 a. m. para salir a trotar por los senderos cercanos a la casa de Lucía. Algo cerca, porque Charlotte debía llevar a su madre de regreso a casa. Y como era de esperarse, Emily se ofreció a llevarlas.
    
    Después de desayunar y agradecer la hospitalidad, se marcharon. Por más que Emily rogó a Lucía que las acompañara, esta se negó.
    
    —Disfruta cada momento —agregó, le dio un beso en la mejilla a su amiga y con una enorme sonrisa se despidió de las tres.
    
    El trayecto fue tranquilo. La carretera serpenteaba entre montañas verdes, campos que se abrían como abanicos y una brisa que traía ...
    ... el aroma fresco de la naturaleza. Desde el asiento del copiloto, Charlotte describía cada rincón como si fuera una postal.
    
    —Mira allá. Esa quebrada baja directo hasta el río donde solíamos ir a pescar —dijo en un momento, con una sonrisa que le iluminó el rostro.
    
    Emily la escuchaba en silencio, con una atención que no era común en ella. No pensaba en responder, solo en grabar cada detalle de la voz de Charlotte, en cómo parecía que, al hablar de su tierra, se volvía aún más auténtica. Entre risas y anécdotas continuaron. El viaje fue tan natural que parecía familiar, tan lleno de sinceridad que no parecía la primera vez que iba por ese rumbo. Realmente se sentía como en familia, y eso la llenaba de paz.
    
    Al llegar, la madre de Charlotte las obligó a entrar para preparar un almuerzo sencillo, pero lleno de sabor. Comieron en el corredor, con el murmullo lejano del río colándose entre las conversaciones. La señora tenía esa dulzura espontánea de las mujeres que han criado solas, que han batallado con el tiempo, pero no han dejado de amar.
    
    Emily, sin querer admitirlo, sentía algo apretándole el pecho. Una mezcla de nostalgia... y una envidia suave, como una punzada que no dolía, pero se sentía. Nunca conoció ese tipo de ternura constante, ni siquiera con Marcela.
    
    No se quedó mucho tiempo. El lugar era hermoso, sí, pero la tranquilidad tenía bordes afilados: se notaba en las rejas reforzadas, en las miradas vigilantes desde algunas esquinas, en los susurros sobre ...
«1234...»