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Encuentro apasionado
Fecha: 25/12/2025, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Peli, Fuente: CuentoRelatos
... desinhibida forma de ser. -“Mi amor… soy tan feliz… y me gusta tanto este paseo que voy a hacer algo para que no lo olvides jamás” me dijo, y os juro que se me pusieron de punta hasta los pelos del cogote… pues ya sabía que sus promesas nunca son en falso. Capítulo 2: No tuve que preguntarle en que estaba pensando, pues sus intenciones se hicieron muy evidentes cuando, tras girarse como una gatita en celo en el asiento, me dirigió una de sus miradas más traviesas y uso ambas manos para terminar de desabrocharme del todo el pantalón y dejar mi aparato completamente a la vista… e indefenso ante su voracidad. Lo primero que pensé al sentir sus labios succionando mi chime fue que de seguir así no iba a ser capaz de controlar el vehículo y que al final nos estrellaríamos… Y lo segundo que pensé fue… ¡Qué Diablos! ¿acaso hay una forma mejor de morir?… Así que me relaje y permití que hiciera una de las cosas que mejor sabe hacer… y que, a mi mujer, por desgracia, le da asco. Mi léxico se queda corto para describir las mil y una sensaciones que me embargaban en ese momento, y el gozo que la unión de su lengua, sus labios y sus manos trabajando a la vez en mi miembro me proporcionaban. Era algo sublime, un placer digno de los dioses que solo los muy afortunados pueden tener. Por suerte no había apenas tráfico, por lo que no tenía que cambiar de marchas, algo que me hubiera resultado muy difícil con sus grandes pechos colgando sobre la palanca. Así que la mano que no ...
... tenía en el volante la dedicaba a acariciarlos, algo de lo que nunca me canso… ni se cansarían ustedes si tuvieran la oportunidad de estrujar entre sus manos esa carne tan firme como suave, y pellizcar entre sus dedos esos gruesos y puntiagudos pezones de caoba, tan sensibles como agradecidos a todo tipo de manejos. El viento se convirtió en mi aliado, haciendo que su minifalda revoloteara descontrolada a un lado y a otro, permitiéndome continuos y generosos vistazos a sus nalgas desnudas. Pues su tanguita blanco por detrás era un fino cordón que desaparecía en la estrecha y misteriosa hendidura de su trasero, dejando sus duras y amplias nalgas a la vista. No solo a mi vista, sino a la de algunos afortunados conductores que pudieron ver como su generosa grupa asomaba por encima de la puerta… dedicándonos miradas atónitas, y alguna que otra pitada de claxon… supongo que como agradecimiento al espectáculo… y nunca mejor usada esa palabra. Para cuando alcanzamos el todoterreno de aquellos chicos yo estaba ya a punto de llegar al orgasmo, así que les rebase velozmente, perdido en mi propio placer, pero no por ello sin dejar de observar cómo pegaban los muchachos sus caras asombradas a los cristales. La cabeza de mi amante subía y bajaba ya a un ritmo frenético, siguiendo mi respiración agitada, llevándome hacia el clímax a pasos forzados. Casi tan forzado como el pobre motor del todoterreno al que los chicos exprimieron al máximo con tal de volver a ponerse a mi altura para ...