1. Mamá, ¿por qué estás desnuda? (5)


    Fecha: 25/12/2025, Categorías: Incesto Autor: PerseoRelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... apareció en su rostro. Fue una especie de picardía eufórica.
    
    —Muchas cosas, pero por ejemplo; había una dinámica —comenzó a decir—. Teníamos que escribir deseos que nos dieran culpa.
    
    —Vaya. —La imagen del taller pasó de una reunión de señoras aburridas a una especie de confesionario pagano.
    
    —Sí, vaya —repitió, y había un aire de orgullo en cómo lo decía—. Al principio me dio pena, pero cuando escuché a otras hablar de sus experiencias, de lo que querían… me animé. Y escribí cosas que nunca me atreví a decir.
    
    —¿Como qué? —pregunté, genuinamente intrigado.
    
    —Bueno, —hizo una pausa teatral—. Escribí que nunca he tenido un orgasmo con sexo oral.
    
    La confesión fue directa, y me dejó congelado por un segundo.
    
    —¿De veras?
    
    —Sí. —Hubo un atisbo de duda—. Creo que el problema soy yo.
    
    Eso último lo dijo casi en un susurro, pero sin el tono de quien busca consuelo. Más bien, con la curiosidad de quien explora un territorio nuevo, desconocido.
    
    —¿Cómo que el problema eres tú?
    
    —Bueno, en realidad… — aquí mamá se sentó en mi cama y desvió la mirada al piso — no tengo mucha experiencia recibiendo… sexo oral. Y las pocas veces que ha pasado, realmente me siento un poco… incómoda.
    
    —No deberías sentir culpa por eso —le dije, poniéndole una mano en el hombro.
    
    —Yo lo sé, hijo… —respondió, pero dejó la frase en el aire—. Pero es difícil, ¿sabes?
    
    —No debería serlo. Puedes intentar.
    
    —Ese es el problema, quiero experimentarlo, pero siento que necesito ...
    ... demasiada confianza para… dejar que alguien…
    
    La idea cruzó mi mente en una milésima de segundo. Ni siquiera sé cómo es que encontré el valor, el aire, las palabras, para formular tan genial o tan estúpida propuesta:
    
    —Mamá, podemos practicar tú y yo.
    
    Mamá se detuvo por completo. Estuve a punto de decirle que no me hiciera caso, que era una locura y que se olvidara de mi ocurrencia.
    
    Nos miramos un instante.
    
    —Yo… tú …. este… — su balbuceo era enigmático, no podía saber si la propuesta le parecía tentadora o aberrante. Sin embargo, no se levantó de la cama, lo cual interpreté como una buena señal.
    
    Con una erección más que prominente, empecé a valorar mis opciones.
    
    —Entonces, ¿quieres? —le pregunté, aún inseguro de su respuesta.
    
    —Estoy aterrada.
    
    —Entonces, mejor aún — sí, el convencer a alguien no era precisamente mi fuerte, PERO, al parecer estaba haciendo un trabajo decente —. Así podemos encontrar una manera de que te sientas cómoda.
    
    —Puede ser… pero…
    
    —Vamos, má. Si no quieres, no pasa nada. Pero si sí, podríamos hacerlo.
    
    Mamá se quedó pensativa. Sentí que en cualquier momento cambiaría de idea y todo esto no sería más que una anécdota incómoda.
    
    Pero no.
    
    —Está bien —dijo, y había una mezcla de decisión y nerviosismo en su voz.
    
    Sin más, se paró de la cama.
    
    —Pero vamos a mi cuarto.
    
    Nada más llegar a su habitación, mamá se bajó el pantalón y las bragas. No tuve tiempo ni de parpadear. Ahí estaba frente a mí, su vello pubeano ...
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