1. Me tiré a la peluquera de mi mujer


    Fecha: 29/12/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Alcon, Fuente: CuentoRelatos

    Conozco a Miranda desde hace dos años, es la peluquera de mi mujer, yo llevo parado cuatro años y mi mujer es la que trabaja, (gana un buen sueldo) pero casi siempre está cansada «la pobre». Yo guiso, hago la compra y todos los sábados temprano le guardo la vez en la peluquería «siempre están las marujas a las ocho de la mañana en la puerta haciendo cola», cuando yo llego y pido la vez casi siempre hay dos o tres delante de mí; (a veces pienso que algunas pasan la noche en la puerta guardando la vez).
    
    (La peluquería está donde ella vive, en una habitación grande, el resto del piso es su vivienda),
    
    Cuando abre Miranda y entramos tengo que esperar a que llegue mi mujer, guardando la vez también dentro de la peluquería; «si me voy pierdo el sitio». Cuando llega Susana; (Susana es mi guapa mujer; tiene cuarenta años como yo, con un culo perfecto, me encanta cabalgarla, pero casi siempre está cansada («la pobre»). Yo la llamo y le digo cuando le toca que la peinen o le pinten el pelo, cuando llega Susana yo me marcho. Casi siempre son las once y media o las doce del mediodía, la última vez me dijo mi mujer.
    
    -Juan a ver si madrugas más que siempre salgo a la hora de comer -dijo ella con soberbia mientras (las demás marujas reían, las muy putas).
    
    Mi mujer duerme mientras yo hago cola en la peluquería. (Ella madruga de lunes a viernes). «La pobre».
    
    Un día hace un año estaba yo dentro de la peluquería esperando que llegara mi mujer, cuando Miranda dejó el trabajo un ...
    ... momento y fue al aseo; la puerta del aseo se veía desde mi asiento. Era la una puerta situada nada más salir al pasillo; ella cerró, pero no dio portazo, al poco se abrió la puerta sola y la pude ver de espaldas, pero sus pechos desnudos y su blusa abierta se reflejaban en el espejo.
    
    Ella se miraba, al refrescarse los sobacos con agua (era un verano caluroso), yo me quedé fijo en aquellos senos que podían dar de mamar «a un regimiento», alcé un poco la vista y la descubrí mirándome audaz y con mirada caliente tras el espejo; al momento ella cerró la puerta «despacio», mi pene «de motu proprio» tomó aire y se inflo entre mis muslos, a los dos minutos Miranda salió del aseo, moviendo su bello y contundente culo.
    
    Miranda tiene unos treintaicinco años, de curvas y carnes apetitosas, muy sensuales y calientes. Se pasea por la peluquería moviendo sus senos «sin sostén» bajo la blusa como si fueran melones bamboleándose. Un día estando solos, me contó no hace mucho tiempo; porque se divorció.
    
    -Juan verá usted, entre en nuestra casa y oí gemidos en el dormitorio. Y «sobre nuestra cama» estaba un hombre sobre mi marido que posaba en pompa con el pene del otro metido en el culo hasta las trancas; (mi marido me decía que hacía poco el amor y sin ímpetu porque era muy sensible), ¡si sensible! ¡Le gustaba la carne en barra! A otro día ya estábamos arreglando los papeles del divorcio -me dijo Miranda con coraje en la voz.
    
    Desde que le vi las tetas a Miranda se me ha insinuado de ...
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