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VUELTA A CASA
Fecha: 29/12/2025, Categorías: Incesto Autor: zaphyre, Fuente: RelatosEróticos
... Enrique, con los ojos abiertos, se encontró con la mirada lujuriosa de su madre. Estaba a punto de decir algo, pero ella le hizo un gesto para que guardara silencio. Sin mediar palabras, sus bocas se encontraron en un apasionado beso. Sus lenguas danzaban en un juego de deseo, mientras las manos de María continuaban acariciando la polla de Enrique. Los gemidos ahogados de placer llenaban la habitación, y la tensión sexual que habían acumulado durante tanto tiempo finalmente estallaba en ese momento. Los movimientos de María se aceleraron, llevando a Enrique al clímax con una intensidad abrumadora y tras un profundo gemido del joven, el semen empezó a brotar. Ella retiró su mano, y entre jadeos, le susurró: ─ Ve a asearte. Enrique obedeció, caminando hacia el baño para limpiarse. Cuando regresó, encontró a María vuelta de espaldas en la cama. Sin decir una palabra, se acercó a ella y se abrazó, sintiendo la calidez de su cuerpo. Juntos, se sumieron en un sueño profundo, envueltos en la complicidad de una noche que marcaría un punto de no retorno en su relación. La mañana siguiente después de su apasionada noche, Enrique se despertó solo en la cama. María ya se había levantado, y mientras intentaba asimilar lo que había sucedido, se preguntaba si todo había sido un sueño, una ilusión fugaz en medio de la oscuridad. Con cautela, Enrique decidió enfrentar la realidad después de la intensa noche compartida con María. Salió de su habitación y se dirigió a la ...
... cocina, sintiendo un torbellino de emociones en su interior. No sabía cómo reaccionaría su madre después de lo que habían compartido, y el nerviosismo lo acompañaba en cada paso. Cuando entró en la cocina, allí estaba ella, de pie, preparando café. ─ Buenos días –saludó Enrique tímidamente, con la voz ligeramente quebrada. María, al escuchar su voz, se volvió hacia él, evitando su mirada, y le devolvió los buenos días con un beso en la mejilla, como si nada hubiera cambiado entre ellos. ─ Siéntate, vamos a desayunar –le dijo María, tratando de mantener la normalidad en el ambiente. Enrique la miraba con desconcierto, preguntándose si debía abordar el tema o simplemente dejar que el tiempo lo curara todo. Desayunaron en un incómodo silencio, ninguno de los dos se atrevía a romper el hielo. María terminó primero y se levantó para dirigirse al fregadero. Cuando Enrique terminó, se acercó con temor para dejar su plato en el fregadero. La imagen de su madre masturbándolo seguía resonando en su mente mientras se preguntaba qué significaba todo eso para su relación con ella. Estuvo a punto de salir de la cocina cuando María lo detuvo con una voz seria y firme: ─ Enrique, espera. Tenemos que hablar. Él se detuvo en seco, temeroso de darse la vuelta y encontrarse con su mirada. Respiró hondo y volvió a tomar asiento, preparándose para la conversación que sabía que debían tener. María se sentó frente a él, con un semblante serio, y después de unos segundos, tomó su ...