Tía consentidora – Mi sobrino duerme en mi cama - Relatos Eróticos

Tía consentidora – Mi sobrino duerme en mi cama

... cadera, el vientre y mi cintura a la vez, presionando como si realmente supiera lo que hace, ahora hace los movimientos al contrario desde mi cintura a mi cadera, y en cada movimiento tratando de hacer resbalar el elástico del calzón, presionando logrando hacer “churrito” el elástico, claramente quería bajarme los calzones con el pretexto del masaje.

Yo lo dejaba sin mover un solo musculo, con los ojos cerrados disfrutando el manoseo, pensando en su verga y como la tendrá de parada en ese momento, Sigue intentando bajarme el calzón, cada vez con más insistencia, sentía como iba bajando, pero realmente no sabía que tanto.

-Tía, te voy a bajar los calzones para no mancharlos de aceite (en ese punto esos calzones estaban más mojados de aceite y de mis fluidos que no podían rescatarse, ni valía la pena tener cuidados, obviamente la intención no era no mancharlos)

–Si cariño bájalos para no mancharlos (ni siquiera hice un esfuerzo, en la posición que estaba con los ojos cerrados)

Morito agarra el elástico con sus dos manos por los lados de mi cadera y los jala con firmeza pero despacio hasta llevarlos a mis rodillas, dejo caer todo el peso de mis piernas para abrirlas hasta donde el elástico de los calzones me lo permitió, el siguió manoseando mis muslos y cadera y en cada movimiento se iba acercando a la vagina, tocando mi vientre, haciendo movimientos circulares en mis bellos púbicos, hasta que por fin llega y pone toda su mano sobre mi vagina, haciendo movimientos ...

... arriba y abajo sobre los labios y presionando en la parte baja de mi vagina, yo trato de abrirle mas las piernas estirando con fuerza llevando al límite el elástico de los calzones. Sigue con ese movimiento y por la misma anatomía y el aceite sus dedos comienzan a entrar en mis labios superiores mezclando el aceite de sus dedos con mis fluidos.

Sin darme cuenta, totalmente embelesada, un pensamiento en lo profundo repetía “méteme los dedos” ese pensamiento repetitivo llegó a mi consiente sacándome del estado narcótico que provocaba el placer, Convirtiéndolo en un momento caótico y perverso donde mi cuerpo y mente deseaba que mi sobrino ultrajara mi intimidad con sus dedos. Tenia dos opciones, pedirle directamente que me metiera los dedos, o tomar su mano y dirigir sus dedos dentro de mi vagina sin decir una palabra. Pero no logré hacer ninguna de las dos, estaba en tal estado de placer que mi cuerpo no respondía ni mi mente podía aclarar ninguna idea, y solo me dejé llevar a las decisiones de morito. Por no sé cuánto tiempo estuvo manoseándome la vagina pasando por los muslos y la cadera, hasta que me regresó a la realidad, con sus dos dedos pulgares empujo cada lada de mis labios vaginales haciéndolos a un lado y abriendo mi vagina, acto seguido con la palma de sus dos manos en la misma posición abre aun mas mi vagina dejándole a la vista mis labios interiores y el conducto vaginal que pedía a gritos ser penetrada, abrí de golpe los ojos, y mi piel se erizó por completo, ...