Tía consentidora – Mi sobrino duerme en mi cama - Relatos Eróticos

Tía consentidora – Mi sobrino duerme en mi cama

... mi respiración se aceleró y esperaba la inminente envestida de sus dedos, Cosa que no sucedió relajo el esfuerzo de sus manos para abrirme y mi vagina se cerró nuevamente, suspiré entre alivio y decepción.

Me reincorporé sentándome recta en la silla, llevando mi vista a mi sobrino que estaba de rodillas con sus manos tocándome todo lo que podía de mi entrepierna, embarrándome la mezcla de aceite y fluidos sin consideración ni orden.

–Creo que ya es suficiente de masaje cariño.

-si tía, está bien… ¿te sientes mejor?

–Claro cariño muchas gracias, me siento más aliviada de mis piernas,

Morito se pone de pie y se aparta quedándose detrás del escritorio, yo aun sentada con los calzones abajo, completamente embarrada, la vagina muslos y hasta las nalgas sentía como me escurría líquidos, ¡que desastre! por un segundo me molesté ya que por unos minutos de placer había echo un desastre y ahora tendría que buscar como limpiar todo eso. Pero de golpe me llega esa maldita sensación morbosa e indecente de sentirme sucia por una situación prohibida, como si se apoderara de mi esa sensación me surgió mas excitación, ni yo podía creerlo y a modo de reprimir ese pensamiento indebido dejé caer mi cuerpo hasta tocar mis rodillas soltando unas risitas incontrolables.

Diciéndome a mí misma, y reclamándome como era posible llegar a tal punto de perversión con mi sobrino, no es que sea una mujer recatada, pero referente al sexo siempre fui muy tradicional, este juego con mi ...

... sobrino me estaba llevando por caminos inapropiados para una mujer de mi edad, y aun mas para un niño de su edad. Mientras mi cabeza trataba de ordenar las ideas aun con mi cabeza entre las rodillas con mi cara cerca del calzó echo un asco, me llega un pensamiento que hizo que la sangre de mi cuerpo bajara a mis pies “incesto”

Mi mente quedó en blanco mi cuerpo frio e inmóvil, me sentía aturdida no podía hilar un pensamiento coherente,

Escucho a lo lejos a morito decirme -tía ¿estas bien? – por reflejo levanto la cabeza y lo veo directamente con una cara de sorpresa con los ojos completamente abiertos, después de segundos respondo entre cortado que estoy bien, que no pasa nada solo descansaba un poco. Aturdida aun veo de nuevo el desastre entre mis piernas, rápidamente agarro el calzón y me lo subo, sentí un poco de pena que mi sobrino me viera acomodarme los calzones completamente mojados y escurriendo líquidos por las piernas, bajé y acomode mi falda, fui por mi bolso y le dije muy seria y cortante que ya era hora de regresar.

Salimos de la oficina y caminando algo apresurada morito venia detrás de mí, paso por el baño y sin pensarlo entro y cierro la puerta por dentro, tomo algo de papel higiénico y limpio mis piernas, mientras mi mente estaba echa un torbellino de emociones, excitación, morbo y culpa, tanto que comencé a llorar. Tenia que hacer algo con todo esto, que ya sentía que se salía de las manos principalmente ordenar mis ideas, ¿Qué es lo que quería y que es ...