Mamá pornoniñera - Relatos Eróticos

Mamá pornoniñera

... como un angelito.

La respondió el hombre como si fuera evidente.

·¿Angelito? ¿Bebé? No me fio de ti, Dioni, que ya me la has jugado más de una vez.

La dijo la mujer escrutando con su mirada el rostro de su marido.

·Piensa, mamá, en el piso en la playa.

Intervino ahora Juanito intentando también convencer a su madre. para no perder su motocicleta.

·Eso, mujer, piensa en el piso en la playa. Ya nos vemos este verano tumbados sobre una hamaca en la playa mientras nos tomamos unas cervecitas heladas.

Continuó el hombre alentado por su hijo, entablándose un tira y afloja entre los dos esposos.

·Pero ¿no puede quedarse con él otra persona? ¿Un profesional que sepa tratarle?

·Si me lo ha pedido don Braulio como un favor personal es que no, que nadie puede quedarse con su hijo esa noche.

·¿No me digas que pagando no se queda nadie con su hijo?

·Si me lo ha dicho es que no, que yo soy su última opción.

·Te lo ha dicho a ti, quédate tú con él.

·Me lo ha pedido a mí para que te quedes tú, que sabes tratarle y que ya le cuidaste y entretuviste cuando vinieron a casa.

·¡Qué yo sé tratarte! Pero si es un … Pero si aquel día …

Iba a decir Rosa que era un salido, que Raulito era un salido, pero la dio vergüenza decirlo delante de su marido y de su hijo, para que no dedujeran que el subnormal la había desnudado, magreado a conciencia y follado mientras uno estudiaba y el otro hacía la pelota a su jefe.

·¡Venga, mamá, que es una noche y tenemos ...

... casa en la playa!

Volvió a intervenir Juanito para convencer a su madre, y ésta, mirando enfadada a su hijo, le dijo:

·¡Tú lo que quieres es la moto, que ya te conozco!

·¡Y tú la casa en la playa, mamá!

Contraatacó el joven y el cabeza de familia volvió a intervenir:

·¡Una la casa, otro la moto y yo el puesto de trabajo! Y todo se resuelve estando un par de horas por la noche en una casa donde un chico duerme plácidamente sin molestar a nadie.

·Para ti es muy fácil, Dioni, porque no estás allí.

Le respondió Rosa más serena.

·Para ti sí que es más fácil, Rosi, porque estarás allí un par de horas y yo tengo que aguantar durante muchos años, durante toda la vida.

Contraatacó Dioni, y, al fin, Rosa claudicó.

·¡Está bien, voy, pero, como vea algo raro salgo de allí al momento!

·¿Raro? ¿Qué el chico se despierte por la noche y se vuelva a dormir?

·Yo te aviso, Dioni, y te juro que, como vea algo raro, me voy. Te lo juro.

·Está bien, Rosi, te vas si hay algo raro, pero ¿qué raro va a haber?

Y tras una breve pausa, el hombre concluyó:

·Mañana me dirá don Braulio a qué hora quiere que estés allí.

Dándose por terminada la conversación, padre e hijo se levantaron de la mesa, dejando preocupada a la mujer.

Al día siguiente cuando Dioni volvió a casa del trabajo, comunicó a Rosa la decisión inapelable de don Braulio.

·Vete arreglando que a las nueve nos espera don Braulio en el portal de su casa.

La mujer, que había estado preocupada ...