Historia del chip 004 - Daphne 002
Fecha: 25/02/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
4)HdC – Natural – Daphne 002
Le pareció ridículo ducharse con los tacones puestos. Y peligroso. Se agarró a una barra vertical que —quién sabe por qué— estaba estratégicamente situada. Cuando se sintió fresca y limpia, retiró el zapato derecho para limpiarse el pie, que estaba mejor de lo que indicaba sus sensaciones internas. Se hallaba algo rojo aunque, a dios gracias, intacto. Hizo lo mismo con el otro pie y esperó lo justo para que cayesen las últimas gotas. Cogió una pequeña toalla y acabó de secarse. Le hubiera gustado colocársela encima, no quiso tentar la suerte. Volvió desnuda hasta su taquilla, recorriendo de nuevo el pasillo que se le hacía eterno. Se puso el vestido negro, que resultó ser incómodo y demasiado ajustado. Empezó a sentir calor inmediatamente, le sentaba como un guante. No necesitaba sujeción. Pasarlo a través de los pechos fue más difícil de lo que se imaginaba. Parecía hecho a medida, salvo que debía tener tres o cuatro centímetros menos en cada curva de su cuerpo. No había manera de bajarlo, salvo descubriendo los pechos. Sentía el aire en la vagina. Se miró en el espejo de enfrente, junto al hueco de la inexistente puerta. Estaba atractiva y sexy, vestida para matar.
No era capaz de imaginarse como iba a sentarse. Decidió probarlo ahí mismo, pero recordó que no le estaba permitido, salvo para colocarse los zapatos. Al mover las caderas y probar el efecto vio brillar algo. Eran las letras H4. Estaban impresas en la cintura del vestido. De ...
... hecho, más abajo, justo donde empezaba las nalgas. Desde atrás era imposible no verlas. Sintió como se le enrojecían las mejillas.
Decidiendo obviar su malestar, guardó todo en la taquilla, cambió la combinación y cerró la puerta del pequeño armario. No se molestó en comprobar qué albergaba. Habría un mejor momento para examinar sus pertenencias. El vestido se le antojaba tremendamente incómodo, no sólo porque era pesado y se adhería al cuerpo como una lapa, sino también porque a cada paso los pechos amenazaban con saltar y la falda a subirse sola. El movimiento obligado por los tacones no hacía más que exagerar sus temores.
Las escaleras podrían suponer un nuevo reto y prefirió no otorgarse nuevos atisbos de duda. Subió los escalones sin pausa. A cada paso, los pechos se movían de arriba a abajo, llevando el vestido consigo sin traspasarlo. Casi agradeció que fuera tan ajustado, siendo incapaz de apartar de su mente el trasiego entre los senos y los pezones. Como si fuera un efecto mimético producido en su cerebro, los sintió arder como le ocurría a la planta de los pies, salvo que aquí no había aire que circulase a cada paso. Para colmo, las nalgas parecían quedar desnudas con cada peldaño. Sin dejar de agarrarse al pasamanos, -no quería desnucarse-, optó por bajar la falda lo máximo que pudo al menos del lado derecho. En un gesto poco elegante, hizo lo mismo del lado izquierdo no teniendo más remedio que tocarse el culo por detrás. Siguió subiendo tratando de no obviar ...