1. Dani, primera parte


    Fecha: 26/02/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Era un fresco día de invierno. Había nevado y yo me encontraba enredando en la nevada erigiendo un monigote cuando un amigo de mi padre, vecino nuestro, pasó por la calle, junto a mí.
    
    Se llamaba Dani, de unos 35 años. Nos habíamos visto continuamente desde hacía muchos años. He de confesar que siempre me resultó muy atractivo y con un cuerpo perfecto. Me saludó como siempre, observando el monigote de nieve a medio hacer. Me preguntó si estaba sola o mis padres estaban en casa y yo le dije que mi madre estaba trabajando y mi padre de viaje.
    
    Mis padres habían comentado alguna vez que Dani, a pesar de su apariencia de mosquita muerta era un pillo indomable. Cambiaba continuamente de pareja, fumaba marihuana y ponía la música muy alta. Pero a mí aquello no sólo no me parecía reprensible, sino que enfatizaba el hechizo que sentía por él.
    
    La marihuana era bastante frecuente entre mis amigos, pero no me atraía y casi nunca la había fumado. Dani me invitó a subir a su casa a probar una yerba que él en persona había cultivado.
    
    Ufff, casi me muero. Nunca había esperado que el vecinito maduro y atractivo me propusiera nada. Me tenía a mi misma como una niña pequeña, de trenzas y faldita de tablas. Que de hecho era como estaba en aquel momento, aunque con unos leotardos gordos de lana por el frío.
    
    Me ruboricé pero le dije que sí.
    
    Ingresamos en su piso, Dani me quitó el abrigo y lo colgó en el perchero.
    
    -Quítate las botas- me dijo –sino me pondrás empapada toda la ...
    ... alfombra. Me quedé con mis pies enfundados en los leotardos blancos con cierta sensación de desnudez.
    
    Él puso el termostato de la calefacción a treinta grados y nos acomodamos en un diván que adornaba una coqueta salita de estar. Sacó dos coca colas y las mezcló con un poco de ron del bueno. Me ofreció mi vaso y cuando lo probé me encantó.
    
    No estaba acostumbrada a beber. Luego Dani se sentó junto a mí y preparó una pequeña pipa de maría. Encendió la pipa y me la dio.
    
    "No dejes que se apague"
    
    No me dio tiempo a pensar así que aspiré profundamente y comencé a toser. Estornude y los dos comenzamos a reír, aunque yo me sentía totalmente azorada. Después de tres o cuatro caladas, me sentí totalmente mareada, como si estuviésemos en una barquita en medio de un temporal.
    
    "Es suficiente." Dije con una sonrisa de boba.
    
    Él fumó algo más y luego guardo la pipa.
    
    Dani me dijo que había crecido mucho el último año y que ahora ya no era una niña sino una jovencita muy atractiva. Me ruboricé y miré al suelo, me sentía totalmente a su merced, mareada, con mi faldita a cuadros a medio muslo. Me preguntó si tenía pareja. Le dije que había salido algunas veces con un chico, pero que no era nada serio. Me preguntó si ya lo había hecho.
    
    Yo todavía era virgen.
    
    Por alguna razón, no me importó demasiado la pregunta, solo le confesé:
    
    "No aún no."
    
    Milagrosamente, tal vez por la yerba, hablar con Dani sobre sexo parecía lo más natural del mundo. Me dijo que la primera vez ...
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