1. Mi prima Lucía, la mejor amiga de mamá.


    Fecha: 26/02/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi prima Lucía era una chica de veinte años. Estaba estudiando en la universidad y aquel curso mis tíos no podían pagarle un piso para que estuviera en la ciudad, así que le pidieron a mi madre si ella podía quedarse en nuestra casa aquel curso. Por supuesto que la recibió con mucho gusto.
    
    Mi madre y yo vivimos solos desde hace más de diez años, cuando mi padre decidió marcharse y dejarnos para vivir con otra mujer. Yo ya había cumplido los dieciocho años, mi nombre es Eduardo, no soy especialmente guapo ni tengo un cuerpo estupendo y la verdad es que soy introvertido y tengo apenas un amigo con el que salgo pocas veces.
    
    Mi madre se llama María, tiene cincuenta y dos años y lo más hermoso que tiene son unos ojos verdes preciosos. Desde que se separó, nunca la he visto salir o tener una relación sentimental con ningún hombre. Casi todo su tiempo lo dedica a cuidarme, creo que en demasía y tal vez esa sea la razón por la que soy tan solitario.
    
    He de reconocer que el ser solitario y no haberme relacionado sexualmente con ninguna chica no me hace menos hombre, más bien tengo unas necesidades demasiado reprimidas que consigo aliviar con masturbaciones. Y he de reconocer que mi mayor fuente de inspiración es mi madre, nuestra cercanía hace posible que de vez en cuando coja algunas bragas sucias y olfatee su parte más íntima, sé que es una perversión, pero dado mi grado de relaciones, de momento me sirve para aliviar la presión sexual.
    
    Ni que deciros cómo me sentí el ...
    ... día que Lucía llegó a casa. Ella parecía que no era de nuestra familia. Mi madre y yo éramos físicamente normales, ni guapos ni feos… Pero Lucía apareció con aquel pelo rubio largo y suelto, con aquellos ojos azules, con aquellos rosados y sensuales labios, sus pechos turgentes presionando su camiseta, sus caderas bien marcadas por aquellos pantalones vaqueros… Quedé impactado y apenas podía hablar en su presencia. Tal como saludó, quedé de pie en mitad del salón viendo como mi prima y mi madre se marchaban hacia la habitación que se había preparado para que ella durmiera y estudiara allí.
    
    Desde aquel momento, mi objeto de deseo pasó a ser ella, Lucía. Intentaba encontrar algunas bragas de mi prima que hiciera poco se hubiera quitado, pero nunca lo conseguía. Por las noches la imaginaba enamorándose de mí, teniendo sexo conmigo. En fin, aquella maravillosa chica era un sueño para un hombre como yo. Pasaban las semanas y disfrutaba de su compañía cuando ella volvía de la universidad, a la hora de la cena y alguna vez que la veía con aquellos pijamas tan coquetos que usaban y que la volvían tan excitante para mi imaginación.
    
    - Tita. – dijo Lucía una noche de un jueves del mes de octubre – Este sábado hay una fiesta en mi facultad, me iré sobre las nueve y media y, si no te molesta, volveré tarde.
    
    - ¡No, claro hija! – respondió mi madre – Pero ten mucho cuidado.
    
    - ¡Claro tita! – me miró – Eduardo ¿quieres venir conmigo?
    
    - ¡Sí hijo! – saltó mi madre rápidamente – Ve ...
«1234...13»