1. El juguete preferido


    Fecha: 16/08/2017, Categorías: Sexo con Maduras Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos

    ... hacer nada. Tuve deseos de acercarme a ella, arrebatarle el consolador y penetrarla con mi verga. Deseaba con verdadera pasión la panocha de mamita.
    
    Después de observar como su “Jorgito le arranco no sé si dos o tres orgasmos, me largue a masturbarme a mi cuarto. Ya en la soledad de mi habitación, alcance oír varios gemidos de mamita, tenía un tarro de grasa y unte una cantidad generosa en mi incipiente verga. Y comencé a masturbarme con bastante ansiedad. El haber escuchado y visto a mi madre en su placer solitario, había encendido el mío. Tanto que no la escuche, cuando no sé por qué razón, pero había entrado a mi cuarto. Quizá porque cometí la torpeza de no apagar la luz, el caso es que abrí mis ojos, Dora estaba frente a mí con una mirada de sorpresa que no podía disimular, me sentí tan apenado que me cubrí tan pronto como pude.
    
    —mamita te juro que jamás lo vuelvo hacer.
    
    Supongo que notó mi cara de terror, porque al instante intento tranquilizarme.
    
    —cálmate hijo no pasa nada, eso que estás haciendo es algo normal que hacen todos los chicos de tu edad. Pero creo que lo estás haciendo mal.
    
    Al ver la actitud comprensiva de mi madre sentí temor. Pero desde ese momento me di cuenta que mama debía tener algo malo que después comprobé. Mamita era ninfomaníaca, su dedicación a la prostitución no solo era por el dinero, también era por su satisfacción personal. Se había aproximado tanto a mí que casi estaba acostada a mi lado. Me tranquilizaba saber que el señor ...
    ... dildo había apaciguado su furor. Pero su mirada e interés en lo que descubrió parecía indicar lo contrario. Me miró fijamente y me sonrió, enseguida deslizó su mano hasta posarle sobre mi estómago. Y empezó a hablar intentando reconfortarme. Su tono era suave y pausado.
    
    —No tengas temor hijo, mamita sabía que tarde o temprano debía suceder esto.
    
    Su familiaridad y confianza conmigo me tenía pasmado, aun mas cuando levanto mi playera y comenzó a hacer círculos en mi barriga, solo fue un preámbulo, quizá intentando no verse demasiado acosadora. Cuando me observo relajado, con firmeza llevo su mano directo a mi verga y la tomo como si ya lo hubiera hecho muchas veces antes. Era increíble la sutileza y maestría que tenía mamita para acariciar mí mi creciente verga, si de algo estaba seguro es que los tragos que había bebido, eran los causantes de aquella audaz actitud. La sonrisa que expreso al ver totalmente estirada mi verga, logro terminar con mi tensión.
    
    —¿Se siente bien hijo?
    
    Le contesto con la verdad, lo que realmente me estaba haciendo sentir.
    
    —si mamita mucho muy bien.
    
    —ahora te das cuenta porque no debes sentir vergüenza.
    
    Dora sudaba evidentemente excitada, mirando gesticular a Dany palpablemente complacido, y deseando en su interior que su mamita no se detuviera.
    
    —-Aaah esto es tan agradable —se atrevió a decir.
    
    Dora se vio animada por aquella expresión, y continúo con su artera estimulación a su inexperto hijo. Tomo aquello como una petición y le ...
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