1. La insoportable susceptibilidad de una mujer


    Fecha: 02/03/2019, Categorías: No Consentido Autor: Tothem, Fuente: CuentoRelatos

    ... profundo para quedarse tendido boca arriba a mi lado. Notaba como el semen me resbalaba por los muslos, su corrida había sido abundante. Yo de mi parte me notaba quebrada por el placer corporal recibido; él mantenía ese aspecto de majestad de poderío, inmutable a mi lado, ni una caricia ni tan siguiera un beso de final de coito. Quede somnolienta, sin ánimo de ir al lavabo tan siquiera; él estaba montando un canuto de marihuana mientras tenía en su boca un pitillo. El aire era cargante, la ropa por el suelo, la cama desecha, los dos tendidos.
    
    —Voy a buscar mi tabaco. —dije.
    
    —Está aquí.
    
    —Ni tan siquiera me ofreces un cigarrillo, que encima son de los míos.
    
    —No soy tan diligente tía, creía que querrías descansar un rato, no veas como has disfrutado nena.
    
    —Ahora acabo el peta y nos lo fumamos, ¿te gusta la marihuana?
    
    Durante un buen rato le dimos al porro, y del minibar de la habitación tomamos algunos botellines de alcohol dejándome algo peda y somnolienta un rato.
    
    Me desperté notando que me besaban mis nalgas, había dormido un rato, me di cuenta que hurgaban en mi ano.
    
    —No tiene mucho uso. —dijo él.
    
    —La verdad es que no he practicado mucho el anal… y hoy no estoy para… serás guarro, tengo que ir al lavabo.
    
    Con la esperma que tenía mi coño aprovecho para lubrificar mi ano, primero introduciendo un dedo y moverlo como si fuera un consolador.
    
    —Relájate, estás algo estrecha aún…
    
    Me fue hurgando hasta meterme dos dedos, sentía placer indeseado, ...
    ... me sentía sucia, aunque al mismo tiempo mi voluntad no podía resistirlo. De repente se puso de pie, con seguridad, era como una maquina retroactivada, la cual había estado en reposo, el cipote volvía a apuntar al techo amenazante. El empalme era serio, se había terminado el reposo.
    
    —Ponte en cuatro, voy a follarte el culo como a una perra. —dijo en tono autoritario y altanero.
    
    Inducida por mi antagonista existencial, como un autómata me puse en posición de perrito, a continuación note como el me separaba las nalgas y escupía sonoramente en mi culo. Se puso a horcajadas e intento entrar la punta, la cual entro con algo de dificultad.
    
    —Estás muy cerrada, ¿tienes por ahí algo de crema?
    
    Fui al baño y encontré mi crema corporal, la cual en facsímil de la postura adoptada previo embadurnamiento se consiguió avanzar en la vía rectal.
    
    —¡Ahora! Esto tiene recorrido, puedo entrarla y sacarla; empiezo unas vueltas de reconocimiento y ya te meto la enculada, así qué, estate al loro.
    
    —¡Toma puta!
    
    Empezó a follarme el culo al mismo tiempo que me tiraba de los cabellos, como si de un jinete que monta un caballo se tratara. Mi zona anal ardía, me escocia, notaba esa masa que ocupaba todo el conducto, ya la metía y sacaba sin compasión; yo misma me friccionaba el clítoris, notaba que me vendría otra vez, y de una manera muy diferente a lo que estaba habituada. Nuevas sensaciones; mi coño estaba viscoso, todo se mezclaba, mis flujos y el esperma vaciado con anterioridad: me ...
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