1. Lo que pudo pasar, pasó


    Fecha: 03/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: tambienmeape, Fuente: RelatosEróticos

    ... cierto con asombrosa facilidad) y solo tienen una meta, llegar. Para nosotras puede ser de lo más divertido y ahora lo estaba siendo. Silvia lo imitaba diciendo cortado “lo siento pero me tengo que ir” mientras corría de un lado para otro medio agachada como tapándose la entrepierna. Yo me metí la mano por debajo del bañador e imitando “la tienda de campaña” con el dedo me reía diciendo “el arroz”, “que se me va el arroz”, “que se quema de caliente”. Fueron unas muy buenas risas y nos desahogamos a gusto. La pobre no sabía cómo me lo iba a tomar pero al ver mi buena reacción se desinhibió.
    
    Ahora es cuando vino la tercera sorpresa. Cuando ya nos fuimos tranquilizando y las risas fueron más relajadas Silvia retomó el tonito picaruelo y me dijo casi suspirando: “menuda suerte tienes chica, con tanta alegría no necesitas consuelo… ni consolador. A ver si un día me lo dejas” y volvió a echarse a reír. Yo me quedé algo cortada pero inmediatamente le seguí el juego y riéndome también le dije “eso es coto privado querida”. Entonces ella, aun partida de la risa, entre carcajadas me contesto partiéndose aun más “pues a ver cuando me invitas a pegar unos tiritos”. La explosión de risa comenzó otra vez a empezar. Aunque he de reconocer que esta vez yo también tenía algo de la risa tonta que me da cuando estoy cortada.
    
    Las risas se fueron tranquilizando pero la cosa no quedó ahí. Cuando ya recuperamos la respiración, aun con el aliento algo entrecortado Silvia me comentó: “ El ...
    ... pobre, rodeado en la piscina por dos cuerpazos como estos no pudo evitar ponerse un poco alegre… lo entiendo chica, es normal”. “Con lo tímido que es, lo mal que lo habrá pasado el pobre” le contesté yo.
    
    Entonces Silvia me sorprendió otra vez al decirme “ bueno, he de ser sincera contigo, cuando le he visto saliendo de la piscina yo también me he sorprendido a mi misma un poco”. Yo, mirándola intrigada la animé con un gesto a seguir contándome. Continuó: “Bueno chica, es normal, con tanto roce y tanta pelea… y además luego viendo ese armamento cargado salir de la piscina… bueno que una no es de piedra vamos…” y siguió con una risa timida. Yo no sabía que decirle y contesté “Es que mi chico es mucho hombre hija… te entiendo” y le devolví una sonrisa de complicidad. “Tu chico y tu, querida… estáis los dos para mojar pan”.
    
    Silvia se asustó a si misma de lo que había dicho. Colorada como un tomate se tapó la boca como para no dejar salir más palabras. Yo me quedé aun más cortada, pero tenía que encontrar alguna manera de romper ese momento, ella estaba avergonzada. “¿Por qué te cortas chica?¿Es que nosotras no podemos decirnos lo buenas que estamos?” le dije intentando ir por el lado de la broma. “Si, si, claro perdona es que…”. “Que no te preocupes mujer”, la interrumpí “que ya no somos niñas”. Pero ella seguía aun avergonzada. Yo lo intenté de nuevo ofreciéndole compresión “¡Venga mujer! Que eso es normal. Nos pasa un poco a todas y tu simplemente has tenido un lapsus”. ...
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