1. La vecina madura de mi abuela


    Fecha: 06/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Sconvix, Fuente: CuentoRelatos

    ... el espléndido traje negro que me acababa de regalar mi abuela, los zapatos a juego y los gemelos plateados. Iba hecho un señorito de las más altas esferas (no, no me refiero a Yog-Sothoth). Mi abuela esperaba abajo, muy maquillada y con un traje blanco de falda y mangas largas, un bolso blanco de cierres dorados a juego y nos pendientes de perlas a juego con el collar. Salí con ella de la mano y al encontrarnos con la vecina hice lo propio. Ella vestía una falda de un color un tanto singular, era entre marrón y blanco, como con manchas, encima una camisa que transparentaba su sujetador blanco adornado de los más finos bordados (me recordaban a la armadura de Aquiles descrita por Homero). Sus tacones y bolso a juego, su pelo corto, ¡poco maquillaje y adornos! , lo mejor de todo, sus piernas cubiertas por unas medias en forma de red.
    
    Fuimos a la fiesta, era en una casa suntuosa de patio mayor que el de mi abuela. Fui presentado a numerosa gente, tanto mayores como menores que yo. Incluso vi algún que otro famosillo pero no es cuestión mencionarlos aquí. Mi abuela insistía en presentarme a las típicas niñas pijas solteronas que en su vida han probado un buen polvo. De hecho bailé con muchas, la mayoría de ellas entre los 18 y 19 años; pero mis ojos buscaban a mi lady-morbo.
    
    En un baile lento la invité a salir y nos introducimos abrazados entre el tumulto de parejas bailando. Nos aproximamos mucho el uno al otro, su cabeza se apoyó en mi hombro y con suaves palabras me ...
    ... dijo: "Nos iremos ya mismo, ¿verdad?". Afirmé con un movimiento de cabeza y ella comenzó a urgir su plan.
    
    No más de media hora después la vecina manifestó a mi abuela la necesidad de dirigirse a casa, sufría de jaqueca y no estaba en condiciones de permanecer durante más tiempo en la fiesta. Mi abuela, con algunas copas de más, intentó convencerla para que se quedase entonces fue cuando entré en escena. Caballerosamente me ofrecí a acompañarla hasta casa y volver o bien, si no tenía demasiadas ganas, a quedarme en casa. Mi abuela, despreocupada, me dio sus llaves.
    
    Así que tomamos un taxi y nos marchamos como almas que lleva el diablo.
    
    Llegamos a su casa, ella abrió la puerta mientras yo esperaba ansiosamente observando su trasero. Rápidamente pasamos al salón y allí comenzó nuestra aventura. Me despojé del chaleco y de la corbata, luego ella comenzó a desabrocharme uno a uno los botones de mi camisa celeste mientras me besaba con sus suntuosos labios. Posteriormente bajó, besando mi pecho descubierto, hasta caer de rodillas. Acto seguido quitó la correa, bajó la cremallera de mi pantalón y de él sacó mi miembro desproporcionadamente excitado. Mientras lo contemplaba con ojos voraces y sedientos, se quitó la parte superior de su conjunto permitiendo que me deleitase con sus pechos, no demasiado grandes pero de la medida justa.
    
    Miembro en mano se lo introdujo en la boca chupándolo hasta le límite. Una de sus manos ayudaba a la boca mientras que la otra masajeaba mis ...
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