Papito (II) by Francesca Duval
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... hermanita despedía un olor muy raro que me enardecía los sentidos, y acercaba mi rostro a su entrepierna, y aspiraba para sentir ese olor tan raro, pero que me atraía mucho, sin saber porque, cuando mi hermanita se acostaba sin bañarse, el olor era más penetrante, a veces me agachaba y le daba un fugas beso, cuando hacía esto, sentía como que mi hermanita se asustaba y me buscaba con sus brasitos para abrazarme más fuerte, varias veces durante las noches mi hermanita despertaba asustada, y me volvía a abrazar, para volver a dormirse tranquila, yo aprovechaba esto, y le suspendía todo lo que podía su camisoncito, para sentir la suavidad y el calor de su piel desnuda contra la mía.
Como al mes de todos estos descubrimientos, mi hermanita me dijo que había visto como el otro hombre que iba a la casa por las mañanas, se cogía a nuestra madrastra, nuestro pueblo no era muy grande, y cerca había un arroyo, y en sus orillas habían lugares donde uno podía estar, sin que nadie lo viera a uno. Así que con mi hermanita nos fuimos a un lugar apartado del pueblo, cerca al arroyo, donde los arboles son más altos, y entre dos arboles achaparrados, donde se formaba como una cueva de follaje, nos metimos y tapamos la entrada con ramas. El lugar era fresco y la luz se filtraba entre el tupido ramal, dándole al lugar una semi claridad diáfana. Nos sentamos en el suelo, sobre un colchón de hojas, que en otras ocasiones en que había estado, las había colocado para que nos sirvieran como ...
... asiento ó colchón.
Mi hermanita me contó, que mi madrastra la había mandado al almacén, después que nosotros habíamos salido, y a su vuelta cuando entró a la casa, no la vio en la cocina, ni en el patio donde estaban nuestros hermanastros jugando solos, y que cuando regresó a la cocina, escuchó los jadeos y los gemidos que venían del cuarto de mi madrastra, se acercó sin hacer ruido a la puerta cerrada de su cuarto, y por una rajadura de la madera, vio a nuestra madrastra, acostada en la cama, de espaldas y el hombre desconocido sobre ella, ella estaba desnuda, y con las piernas abiertas y sobre los hombros del tipo, él le acariciaba y le pellizcaba los grandes pezones oscuros de sus hinchadas tetas, mientras le metía su cosa, por la peluda chucha de ella, los dos gemían y se movían mucho, y se decían cosas como "metéla más adentro" "más fuerte" "puta" "me gusta sentir tu verga" y otras cosas que mi hermanita no recordaba, el hombre se la metía y se la sacaba cada vez más rápido, y por un rato largo, mientras nuestra madrastra se quejaba y gemía cada vez más fuerte, el hombre le seguía diciendo cosas y resoplaba mucho, mi hermanita estuvo mirando, hasta que el hombre sacó de la chucha de nuestra madrastra, un miembro gigantesco y oscuro, que botó un liquido blanco contra las tetas y la cara de nuestra madrastra, mi hermanita se asustó y corrió a la calle, y solo regresó cuando el hombre se fue. Yo la escuchaba en silencio, y luego mi hermanita me dijo, que cuando el hombre se ...