1. El tiempo pasa


    Fecha: 17/08/2017, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... tengo que entrecerrar los ojos para que no me entre el sudor en ellos. Me queda poco para correrme.
    
    —No pares, sigue, sigue… Ahhh, sííííí
    
    La corrida de Beca es larga y sentida, durante muchos segundos noto sus contracciones vaginales, unas más fuertes que otras, y oigo una frase repetida varias veces, una especie de cantinela en voz muy baja y ronca con la que acaba sus orgasmos:
    
    —Lo que me haces, cabrón, qué rico es
    
    He detenido mi movimiento durante el tiempo que ha durado la corrida de la mujer, quien me pide que le saque el pene para sentarse en el sofá y recuperar el resuello, pero necesito acabar ya.
    
    —Dame el culo, ponte
    
    —Voy a por aceite suave
    
    —Déjate de tonterías, ven, corre
    
    Se pone Rebeca sobre el sofá a cuatro patas, los muslos y el coño los tiene empapados de oleoso jugo vaginal, así que lo extiendo con los dedos mojando la raja del culo y la entrada del ano todo lo que puedo. Me pongo detrás con una rodilla apoyada en el asiento, separo con las manos los dos carrillos para acceder a la rugosa entrada marrón del ano y empujo suavemente, como para tomar puntería.
    
    Los dos primeros intentos son un fracaso, pero al tercero el ano se abre para dar paso a mi cabezón, con la polla tiesa y dura como si fuera de madera. Empujo con fuerza, de manera constante, logro meter el capullo y agarrándome con las dos manos al culo empujo hasta que toda la polla está dentro. Joder, qué bueno, que apretado está.
    
    —Qué pene más ...
    ... grueso, pon cuidado
    
    En eso estoy yo pensando. Noto mi polla apretada, aprisionada, estrujada dentro de este culo cojonudo. Empujo y tiro hacia atrás sin parar, adelante y atrás, sin llegar a sacar el capullo, cada vez con un recorrido más corto y con un ritmo más rápido. Estoy agarrado a los carrillos con las dos manos, con mucha fuerza, y me ayudo en el movimiento de la follada.
    
    —Síííí, ahhhhh
    
    Qué corrida más larga y cojonuda, me han salido los chorros de semen desde la base de la columna vertebral. Qué bueno.
    
    Saco la polla y me encanta ver el agujero del ano dilatado, lleno de mi leche, que poco a poco va saliendo hacia afuera, blanca, pegajosa, como si fueran hilos de pegamento. Es un placer añadido, que siento mientras recupero la respiración y me siento junto a Beca.
    
    —Joder, Mando, ibasquemado; me has roto el culo, maricón
    
    Un beso suave en los labios, unos minutos de reposo abrazados en el sofá, y una propuesta interesante.
    
    —Mi hija se queda hoy viernes a estudiar en casa de una amiga, puedes quedarte hasta mañana a la hora de comer. ¿Te apetece una copa?
    
    No contesto. Beso sus labios, una caricia en el pecho, una sonrisa, un gesto de asentimiento y según veo el bamboleante culo de Beca moverse en dirección a la cocina, me alegro de haber tenido la precaución de echarme al bolsillo unas pastillas de Viagra. La noche promete.
    
    Le tengo que dar la razón al famoso tango de Carlos Gardel:que veinte años (o cosa así) no es nada… 
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