1. Desafío de galaxias (capitulo 49)


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Confesiones Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    Hacia varios días que la capitán Maite Aurre espiaba los movimientos del enemigo. Cuándo llegó a las inmediaciones del Mar Angosto, gracias a un golpe de suerte, encontró un escondite privilegiado en un pequeño planetoide acribillado de impactos de meteoritos. En uno de sus enormes cráteres, encontró una amplia caverna donde cabía perfectamente el Alborán. En el, totalmente abarrotado de cohetes Delta y torpedos de crucero MARK-7, Maite Aurre esperaba la oportunidad precisa para iniciar el ataque. Los ingenieros de la nave habían instalado en el borde del cráter, equipos electrónicos de observación, para tener monitorizados constantemente los movimientos del enemigo. Para evitar ser detectado, desde hacia días, las comunicaciones con el Centro de Mando en Mandoria, estaban cortadas; toda la operación estaba sujeta, única y exclusivamente, al criterio de Aurre.
    
    Desde su posición privilegiada, cartografiaron las rutas de acceso al interior del Mar Angosto y se hicieron una idea, más o menos clara, de la situación de la base del interior. Gracias a esos datos, Aurre afino el plan de ataque que ya había esbozado Marisol en la última reunión del Estado Mayor: un ataque masivo de distracción con los Delta, contra la zona central del Mar Angosto, y otro ataque, con los MARK-7, por el flanco, directo al interior.
    
    Desde hacia un par de horas, se estaba produciendo una aglomeración inusual de naves en la Entrada al Mar Angosto y Aurre decidió aprovechar la oportunidad para ...
    ... iniciar el ataque. Sacó el Alborán de la cueva, y con suavidad ascendió por la ladera interior del cráter. Una vez fuera de él, se acercó lo más posible para situarse en posición optima de disparo.
    
    —Fin del silencio de comunicaciones, —ordenó Aurre—. Establezca una línea de datos con el Cuartel General.
    
    —Línea establecida.
    
    —Distancia al objetivo doscientos mil kilómetros.
    
    —No nos detectan capitán, con la cantidad de tráfico que hay, nos confunden con una de sus naves.
    
    —Es comprensible: antes lo era.
    
    —Distancia ciento cincuenta mil kilómetros.
    
    —Abriendo portones, silos preparados, —ordenó Aurre.
    
    —Silos Delta activados y preparados.
    
    —Activen secuencia de disparo: España, Pamplona 89C59K.
    
    —Código introducido y aceptado.
    
    —¡Fuego!
    
    —Disparo efectuado.
    
    —Cuatrocientos pájaros en curso.
    
    —Despliegue de cabezas en treinta segundos.
    
    —Hay movimientos en la flota enemiga, han detectado los Delta.
    
    —Cabezas lanzadas. Dos mil cuatrocientas en curso de abanico.
    
    —Detonación en treinta segundos.
    
    —Varias naves enemigas intentan interceptar el ataque.
    
    —Preparados para disparar torpedos, —ordenó Aurre—. Todos los tubos con recarga continua. Los disparamos todos salvo cien que quedan en reserva.
    
    Comenzaron las detonaciones y desde el puente del Alborán, Maite Aurre, vio complacida las formidables detonaciones que convirtieron la zona en un infierno de muerte y destrucción.
    
    —Torpedos, ¡fuego! —ordenó Aurre sin apartar la vista de la vorágine de ...
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