1. Mis traviesas vecinas


    Fecha: 13/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tocaban conociéndose tan bien madre e hija…casi sin darme cuenta me estaba haciendo un pajote a todo lo largo de mi mostrenco. Se tumbaron en la gran cama y continuaron tocándose una a la otra para acabar en un 69 fantástico. Me di cuenta de lo preciosos y bien hechos que tenían los cuerpos. Ana tenía unos muslos y un culo de locura, estilizado con unas piernas largas que poco le faltaba para estar perfecta a sus 18 años escasos, y Marta poseía unas de las tetas más bonitas que he visto en toda mi vida, de pezones espigados como falanges del dedo meñique y aureolas enormes que cubrían todo el frente de sus hinchadas ubres, semejantes a globos naturales.
    
    El pelo de Ana se enredaba entre las piernas de Marta, ya he comentado que lo tenía largo y rubio, mientras que el de Marta era también rubio pero más claro y media melena. Marta era tan guapa como Ana salvando la diferencia de edad, pero ambas en su status no tenían desperdicio, solo que al tenerlas juntas se podía hacer comparaciones, tal vez injustas. Ana salió de encima de Marta y se fue directa a mi erecta polla para empezar a chuparla con frenesí, era una gran felatriz solo equiparada a la faraona “Cleopatra”. Parecía como si tuviera ansiedad o que hiciese mucho tiempo que no lo hacía, porque experiencia se la veía a la chica pese a su juventud. Yo le agarré su cabeza, acompañandola con fuerza metiéndosela y sacándosela de su experta boca, en algún momento me parecía tocarle la garganta con la punta. Mientras Marta, ...
    ... se levantó de la cama y hurgó en una mesilla de noche para aparecer con una especie de polla de látex gorda y larga con un capullo en cada extremo….
    
    Una de las que desde mi terraza vi cómo se la metía cuando me follaba a mi hija y ella se excitaba al vernos. Debía tener alguna más porque esta era doble para uso compartido. Se puso detrás de Ana y después de impregnarla con sus fluidos la empezó a penetrar cogiendo aquello con las dos manos. Aquel aparato debía medir unos treinta centímetros. Cuando se la había metido un trozo la dejó colgando, se puso con las piernas abiertas delante de su hija, y esta se puso enfrete guiando el otro extremo a su rajita... la empezó a meter en su estrecho coñito hasta que los dos chochitos se encontraron y empezaron a moverse en círculos, cada una con una parte del aquel instrumento gelatinoso. A todo ello sin olvidarse de mamarmela, pero al poco Ana dejó de chupármela para empezar a jadear al mismo ritmo que Marta. SE contorneaban frotandose los coños, masándose las tetas y olvidándose de momento de mí. Nunca había visto a dos mujeres follándose mutuamente, era un espectáculo del cual no perdía detalle..., se dieron caña unos cuantos minutos cada vez con más dureza hasta que estallaron de placer rozándose los clítoris con fruición. Casi sincronizada se corrieron derramando sus fluidos con el tallo artificial incrustado en sus vaginas. Al acabar tras unos largos cinco minutos de tan inédita demostración de lesbianismo incestuoso, Marta se ...
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