1. El harén del sacerdote (parte 1)


    Fecha: 09/09/2025, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: JuliánTorresV, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... palabras pues ella me tuvo a los 17 cuando papá tenía 18.
    
    Fabiana es el nombre de mamá, y bajo esas circunstancias tuvo que conseguir doble chamba para mantenernos por lo que nos mudamos a un barrio humilde de Aguascalientes de esos donde parece que aún se vive en la Nueva España, sumamente religioso, machista, de costumbres arcaizantes y una ignorancia generalizada en la población, podría decirse que retrógrada aunque no me guste esa palabra. Mi madre no tuvo problema en encajar allí porque era igual de inculta que el resto, con todo el respeto que se merece. Yo siempre cuestionaba todo lo que se me enseñaba y sabía que la fachada del pueblo era una superchería para ocultar la opresión, analfabetismo, pobreza y  demás problemas de improbable solución. 
    
    Mi mamá si bien se autopercibía católica la verdad es que nunca lo profesamos, no frecuentábamos la iglesia, ni nos habíamos bautizado, ni rezábamos ni nada similar. Pero como toda la gente de allí era muy devota y las amigas que llegó a hacer mamá la instaban a congregarse en la iglesia ella terminó cediendo y comenzamos a ir cada miércoles y domingo. La parroquia de la colonia estaba siempre repleta pero lo que más llamaba la atención era la reputación del sacerdote, un tal Teodoro que era asaz respetado y casi que venerado. El señor calculo que rondaba los 60, era chaparro, alopécico, barrigón y sudoroso, por su aspecto era más bien irrisorio pero tenía una labia y locuacidad envidiables. Durante el sermón captaba la ...
    ... atención de todos y moldeaba el ánimo de la audiencia a su antojo. Yo me iba al aula infantil para la catequesis mientras mamá se quedaba en la nave central donde estaban los asientos. Aunque a veces había gente parada por falta de bancas. Sorpresivamente mamá se hacía cada vez más devota y escuchaba el sermón tan atenta como el resto, comenzó a adoptar las costumbres del lugar y a adornar nuestro jacalito con toda clase de ornamentos católicos incluyendo la figura del santo local y también a vestirse con los atavíos que preconizaba Teodoro, donde las mujeres debían vestirse recatadamente y con prendas cero reveladoras. No al grado de los musulmanes pero faldas largas con medias blancas a medio muslo era lo que más se veía. Encima las monjas invitaron a mamá a un servicio exclusivo para mujeres que se impartía los viernes al anochecer, y ella aceptó sin dudar solo que a ese no me llevaba sino que me dejaba en casa y a mi me convenía por lo que no protesté.
    
    En suma todo esto me parecía un fastidio ya que nada de lo religioso me interesaba, así que a veces no entraba deliberadamente en mi salón y me escabullía entre la multitud a una esquina apartada donde me sentaba a leer mis historietas. Trataba de no hacerlo tan seguido para que mi profesora no lo reportara con mamá, el caso es que mientras leía podía escuchar como luego del sermón y durante los cánticos el dichoso Teodoro le ordenaba a una de las monjas o monaguillos que le dijeran a cierta  feligresa que la esperaba en ...
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