El harén del sacerdote (parte 1)
Fecha: 09/09/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Tus Relatos
Autor: JuliánTorresV, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... templo de Venus, el cual se había afeitado para dar la forma a su mata de pelo que el reglamento de la congregación ordenaba para todas las mujeres en edad fértil.
El señor Teodoro comprobó que mi mujer hubiera acatado la norma con el tacto y luego talló sus dedos en la vulva hasta que estuvieran bien empapados del “elixir femenino” como él llama. Luego se olió los dedos y los lamió. Entonces alzó el rostro de mi mujer y le dijo que la aceptaba como fémina de la congregación, ella me miró aliviada y ambos sonreímos, seguía la segunda parte del ritual. Nuestro señor la abrazo de la cintura y ella lo guió a nuestro tálamo, donde pasarían la noche juntos, y ella debía satisfacerlo en todo lo que le pidiera o él se quejaría conmigo y yo tendría que reprenderla.
Una vez en nuestra alcoba, él cerró la puerta y aquella fue la noche más larga de mi vida, sabía que debía ser fuerte y abstenerme de abrir la puerta para verlos en el coito. Podía oír los rechinidos del colchón y los jadeos del amor de mi vida, sabía que aquella vagina que una vez desfloré cariñosamente ahora albergaba un pene ajeno. Pero también sabía que era nuestro santísimo señor quien gozaba de ella y que ese era su deber como fémina suya.
A la mañana siguiente su Santidad salió de nuestra alcoba bien acicalado con la misma solemnidad de siempre y me dijo que no tenía ninguna queja sobre ella y que ahora ella debía vestir siempre con la túnica ceremonial al ingresar a la parroquia, pues ya pertenecía al ...
... gineceo de la congregación. Nos despedimos y fui a ver de inmediato a mi mujer, quien estaba sentada y aún desnuda con los senos y la boca enrojecidos por las caricias del señor. La habitación hedía a fluidos corporales y sexo, además de que ella apestaba a semen, le pedí que se fuera a duchar y ella solo musitó que nuestro señor había eyaculado tres veces en su interior, una en sus senos y otra en sus muslos. Era casi un hecho que íbamos a dar a luz a un descendiente de nuestro señor. Estaba emocionado y la bese cariñosamente, a pesar del sabor a semen reseco que aún permanecía en sus labios y lengua.”
Parece que tanto el cornudo como la señora estaban conscientes de lo que hacían y aun así lo hicieron solícitos. Cómo es que convencía a esos pobres incautos de rebajarse a ese nivel, especialmente a las mujeres quienes permitían que usara sus cuerpos como muñecas sexuales.
Lo siguiente es el testimonio del susodicho Efraín, quien vio en primera fila los inicios de la secta de Teodoro, su ascenso al poder y como cogió a decenas de feligresas, entre ellas su propia madre:
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Conocí al padre Teodoro cuando tenía 11 años allá por los sesentas, a la sazón mi padre había fallecido repentinamente en un accidente de tránsito, por culpa de una carambola que causó un motociclista ebrio. El meollo era que mi madre no contaba con la subvención de su familia o la de mi padre, pues ambos se habían escapado de sus respectivos hogares para vivir juntos, eran unos precoces en pocas ...