CABALGANDO (modestamente) - Relatos Eróticos

CABALGANDO (modestamente)

-¡Ico! ¡Ico…! ¡Vamos caballito! ¿Viste papito? ¡No te lastimé nada! – La nena seguía cabalgando con sus manos apoyadas en mi pecho. - ¡La cabezota no se salió en ningún momento! ¡Siempre la tuve dentro!
-¡Muy bien, seguí así! – Estoy totalmente de acuerdo: ¡mi pija dentro de su conchita genera un placer único!			        
-¡Y me decías que la tengo muy chiquita…! ¡Qué no me iba a entrar! ¡Qué me va a doler! ¡Jajaja! Estoy lista para jugar con vos… ¡qué me la metás por todos los agujeros! 
No puedo creer que esto esté sucediendo… ¡tan pronto! ¡Sin ningún problema! 
Su mamá…, y también su tía, me dijeron que esperara en la vivienda. El ingreso está al lado. Cuando fui a comprar un simple talonario o libreta de tapas duras para poder tomar notas sin necesidad de apoyarme contra algo más rígido, vi a las hermanas que atendían. ¡Dios! ¡Tendría que haber ido en cuanto llegué al pueblo! ¡Me perdí tres días!
¡No tuve dudas! En los pueblos, donde estoy la mayoría de las veces no más de una semana, mi actitud es similar: no hay tiempo para hacer tareas de “ablande” para seducir. ¡Voy al grano! Cuando fui a comprar lo necesario para escribir, me encontré con estas dos tremendas hembras, entre los 35 y 40, más o menos. Sus sonrisas y sus miradas no mostraban dudas…
Se lo dije de una: “me gustaría hacerte el amor”. Cuando mucho me hubiera pegado una cachetada o un grito: ¡me brindó una sonrisa!
-Vení a casa luego de las 7 y media…
-¿Cuál es tu casa?
-Acá, la puerta de al lado, ...

... a la izquierda… Te espero… - Y se retiró a atender otro cliente…
-Yo también voy a estar… - Fue la hermana, la menor… - Yo soy Clarisa…
-Gracias tesoro… ¿Y tu hermana, como se llama? – Sé que es la hermana no solamente porque se parecen…, sino que me lo habían dicho… “¡Y son fáciles para los forasteros de paso!” Un clásico en los pequeños pueblos del interior provincial. – Un nombre raro… ¡jajaja! Britney…
-Estaré a las 7 y media…
Eran las 10 de la mañana… ¡esperar 9 horas y media! ¡Qué tortura! Pero ambas hembras merecen la espera. 
Fui hasta el “club social y deportivo” para tomar un café. No hay otro lugar en el pueblo. Es restaurante – medio día solamente -, café, confitería, y algunas bebidas blancas de uso común: ginebra, caña, grapa, también vermut y algunas más.
¡Y allí la vi! ¡No pude apartar mis ojos de ella!
Lleva un chalequito celeste que, sin estar demasiado ajustado, no puede disimular las maravillosas formas de sus tetitas… No son grandes… ¡Son perfectas! Sin duda, dos perfectos conos…, aunque el chaleco no apreta demasiado, discretamente, es “fórmula uno” para grandes premios… ¡Y los pezones! ¡Parados y duritos! ¡Y luciéndolos con su blusita de suave tela…! ¡Qué criatura! ¡Justo como me gustan!
No puedo dejar de mirar. La suave tela de su chalequito se tensa cuando trata de cubrir sus tetitas… ¡imposible de ignorar! Un cabello castaño claro, levemente ondulado, suelto sobre sus hombros, un jean recortado, apenas sobre sus rodillas, muy apretado, que ...