Placer Anal
Fecha: 15/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Karina Rios, Fuente: CuentoRelatos
Finalmente, Carolina regreso de Colombia para conocer a mis amigos y esa misma noche vivimos una noche agitada y de intenso placer en la que estuvimos presentes nosotras dos, mis papis y los dos amigos de Carolina.
Después de levantarnos a las 11 de la mañana nos duchamos y nos preparamos para salir a pasear y mostrarle la ciudad en que vivo. Nos vestimos unos panties ajustados, tops y sandalias de taco alto. Pero como era en horas del día y pensábamos solamente en pasear no quisimos mostrarnos demasiado sexis. Nada de mostrar barriguita, nada muy ajustado o escotado, como dos chicas buenitas. Fuimos a la parte céntrica de la ciudad en un chevette que aprovechando la disminución del costo de los coches usados, mis papis me habían regalado como premio al terminar con excelentes resultados mi primer año de Facu.
Si bien no íbamos con ropas exageradamente provocativas igualmente las personas y sobre todo los hombres no dejaban de mirarnos insistentemente y algunos alcanzaron a decirnos piropos algunos muy lindos y otros bastante zafados.
Almorzamos en un restaurante y volvimos a casa y como el día estaba bastante caluroso decidimos ir a la playa en horas de la tarde. Carolina está acostumbrada a ponerse tangas muy diminutas y escandalosas, se lo hice notar, “No importa”, me contestó y se puso una celeste con un sostén también demasiado reducido lo que hacía que sus tetas rebosaran en forma muy tentadora.
—Este te lo traje para vos —y me alcanzó una conjunto rojo ...
... tan reducido como el de ella.
Eran de tela elástica, ajustados, un pequeño triángulo en la parte delantera y uno un poco más grande, no mucho, en la parte trasera que dejaba sin cubrir buena porción de nuestras nalgas. Soy muy exhibicionista en la intimidad de un dormitorio, me encanta provocar, Bueno, pero en fin....
Así de tangas nos revolcamos jugueteando un poco en la cama de mi dormitorio, nos dimos algunos besos de lengua, acariciamos nuestros cuerpos, pero no llegamos a más, ya que nos habíamos propuesto dejar esos juegos para la noche. La verdad es que tuve que hacer un gran esfuerzo ya que el cuerpo de ébano de Carolina me excitaba enormemente, pero cuanto más larga es la espera más grande el placer.
Al llegar a la playa, fuimos a una bastante alejada que por suerte no estaba muy concurrida, abrimos la sombrilla, extendimos las esterillas en la arena, esparcimos un poco de bronceador en nuestros cuerpos, nos pusimos lentes negros y acostándonos boca arriba a tomar unos minutos sol, muy juntas una al lado de la otra para poder charlar. Algunos tipos pasaban y nos miraban y nos decían algunas cosas, pero ambas no nos dimos por enteradas ensimismadas como estábamos en saber de nuestras vidas.
Comenzamos a charlar y en determinado momento le manifesté mi deseo de conocer alguna chica linda como ella para convertirla en mi compañera de sexo, así como lo fue ella en varias oportunidades. Me preguntó si no me agradaba acostarme con las mujeres casadas amigas de ...