1. Placer Anal


    Fecha: 15/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Karina Rios, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuestras manos? ¿Es cierto lo que me dijiste la otra vez que Daiana se mete la mano en el culo?
    
    —¡Sí, y después que le tomás el gusto es fabuloso!!!
    
    —¿Por qué no me la metés?
    
    —Si querés te enseño como se hace para que no me duela. ¿Tenés la crema que te regalé?
    
    —Sí, no gasté casi nada.
    
    —Traela. —me pidió excitada por lo que se avecinaba, me levanté, fui a la cómoda y traje uno de los potes.
    
    —Mirá como tenés que poner la mano. —me explicó, poniendo el dedo pulgar entre los dedos índice y anular— Ves, así el pulgar no lastima y el puño queda un poco más estrecho. Te encremás bien la mano y te vas abriendo camino empujando suavemente poco a poco con el dedo índice que te queda arrollado. Lo hacés girando el puño, retrocediendo algunas veces. Pero antes tenés que hacer una cosa.
    
    —¿Qué? —respondí excitada por lo que se avecinaba y olvidada completamente de la película.
    
    —Tenés que chuparme la conchita y el anito por un buen rato.
    
    —¿Y vos a mí?
    
    —¡Si, mi amor! ¡Me muero por hacerlo!!! —La lujuria se había apoderado de nosotras.
    
    Con rápidos movimientos nuestras bocas fueron en busca de nuestras zonas genitales. Ambas nos pusimos de costado, con nuestras cabezas en un muslo de la otra. Y comenzamos a mamarnos. ¡Qué placeeeerrrr!!! Sentir la tibieza de su cuerpo escultural bien unido al mío, abrazarme a aquellos muslos fabulosos, carnosos, ligeramente dorados, con su piel satinada y perfumada y aquella conchita con un pubis escaso, rubio, pegado a ...
    ... la piel. Comencé a olerla, a lamerla, a besarla, ¡chuparla!!! ¡Uufff!! ¡Qué delicia! Ver nuestros cuerpos en el espejo aumentaba mi calentura. La entrada de su vagina es cortita con los labios exteriores gordezuelos. Comencé a lametear su clítoris, a chuparlo, a apretarlo con mis labios y a titilar mi lengua como un áspid rozándolo apenas. La entrada de su vagina lucía un color encarnado, brillante y su aspecto invitaba a la succión.
    
    —¡Ay, mi amor así, así que me estás matando!!! —exclamaba contoneando sus caderas.
    
    Con movimientos rápidos se separó de mi para cambiar de posición. Tomó una de las almohadas y apoyó sus nalgas en ella, con la planta de los pies sobre el colchón y su ano y su conchita al aire sobresaliendo sobre el borde de la almohada.
    
    Me arrodillé entre sus muslos. Sus piernas estaban flexionadas y abiertas de par en par.
    
    —¡Ponete bastante crema en toda la mano y empezá despacito, mi amor!
    
    Le hice caso y embadurné abundantemente mi puño cerrado de la manera que ella me había explicado.
    
    —¡¡¡Meteme la lengua en el culo, empezá a abrírmelo con tu lengua primero!!! —Obedecí— Ahora los dedos —Obedecí— ¡Así, mi amor! ¡Así mi amor!!!¡¡¡AAAhhh qué rico!!! Poné la mano cómo te dije y empezá a mover el puño en círculos. Empujá despacito puta. Que vaya entrando primero el nudillo del índice y después los demás nudillos de a uno, pero despacio... despacio... revolviéndome…
    
    Su esfínter oponía resistencia a la penetración, sobre todo a los nudillos. ...
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