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Placer Anal
Fecha: 15/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Karina Rios, Fuente: CuentoRelatos
... Entendiendo cuál era la idea, seguí con mis labios y con mi lengua excitando sus genitales mientras que con mi puño cerrado haciéndolo rotar, presionaba suavemente su esfínter. Dejando de lado toda delicadeza, bien a lo puta ordinaria, lancé varios escupitajos inundando sus labios genitales y mi puño en saliva para realizar una lubricación más efectiva. —¡Eso mismo, mi amor, escupime toda!!! —exclamaba ella. La visión de sus muslos abiertos de par en par, su vientre y sus caderas contoneándose lentamente facilitando la penetración, el deseo que demostraba ella en ser penetrada de manera tan brutal y su rostro demostrando estar poseída por una lujuria desenfrenada hicieron que yo misma me convirtiera en una hembra en celo. Estuve haciendo ese delicioso trabajo para que su esfínter se fuera dilatando lentamente durante varios minutos. De repente algo maravilloso, emocionante, sucedió. Su esfínter cedió a la presión de mi puño, ayudada por los movimientos ondulantes de ella. Sentí la suavidad, la tibieza de su recto que como mullido estuche cubrió mi puño. Me excité tanto que sentía mis jugos deslizarse por los muslos. ¡Qué sensación de poder sentí en ese momento al ver a aquella hembrita preciosa gozando endemoniadamente debido a mis acciones! —¡Seguime metiendo despacito, Kariiiiiiiii!! ¡Cómo me gusta esto!!! —¡Te gusta cómo te cojo, mi amor! —le dije mientras miraba su rostro contraído por el placer. Con los ojos cerrados abría su boca y sacaba su lengua ...
... lamiéndose los labios y titilando sobre algo invisible. Era cómo una súcuba buscando sementales en forma desesperada como si en ello le fuera la vida. Toda la delicadeza y rasgos hermosos de su rostro estaban desfigurados por la lujuria. Ni en lo más álgido de nuestras orgías anteriores la había visto de esa manera. Y el deseo de gozar de la misma manera que lo hacía ella me esclavizó totalmente convirtiéndose en una obsesión. —¡Seguime chupando y revolviendo que voy a acabar! ¡Pero no me la saques que quiero seguir gozando!! ¡¡Así...!! ¡¡así! ¡Qué locura, Kari!! ¡Revolveme!... ¡Revolveme!!!¡¡¡Acabo!! ¡Acabo!!!¡¡¡Aaaagggg!!! Muerta de calentura ante el espectáculo que se me brindaba redoblé mi mamada en aquella conchita deliciosa y al mismo tiempo aplicaba un vaivén en mi antebrazo como si fuera un pistón. Cuando lo hundía en sus entrañas su esfínter quedaba a escasos cinco o seis centímetros de mi codo. El orgasmo de Carolina es imposible de describir sólo con palabras. Para tener una cabal idea de lo que fue aquello es necesario tener la suerte de estar arrodillada entre aquellos muslos gloriosos como lo estaba yo en aquel momento. Durante su descomunal orgasmo sentí como mi antebrazo era presionado rítmicamente por su esfínter y por las paredes mullidas, húmedas y tibias de su ano. Dejé mi brazo quieto sin moverlo y fue ella la que maniobraba con suaves movimientos de sus caderas, apretándolo o haciendo con sus movimientos que mi puño se desplazara dentro de ...