1. PASEANDO POR RAJITAS


    Fecha: 23/10/2025, Categorías: Hetero Tus Relatos Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... poco! Pero papi le decía que pronto le iba a pasar…
    -Claro, es así. No te preocupés, tesoro, no, para nada… - ¡Hay que tener paciencia! ¡Todo sea por un culo! – Para la próxima lo traeré… No te dolerá para nada.
    -¿Y ahora me dejás? Mami tiene esa cosa en su mesita de luz…, lo vi… ¡Lo voy a buscar!
    -Dejalo amorcito…, luego te lo ponés… - No vaya a ser cosa que la madre lo quiera usar y no lo encuentre. ¡Flor de kilombo! – De todas maneras, yo no te dejo, mi amor. ¡Jamás! ¡Para eso tenés conchita! ¡la más linda del mundo! – Los halagos son gratis.
    -¡Ay! ¡Si Dani! ¡Toda para vos! – Se acomodó perfectamente en cuatro. - ¡Metemela bien adentro!
    Durante la “conversación” continué con la prolífica chupada de culo y concha.
    La hermosa rajita me tiene casi sexópata, tan perfecta, desbordando sexualidad. Me incliné apenas, para apoyarle la pija en el surco del culito, entre los cachetes. Acaricio su cuello, sus cabellos, beso los lóbulos… Mi brazo la abraza; voy con mi mano desde su mejilla a la perita, al cuello, a las tetitas, deteniéndome en los pezoncitos, bajo por su vientre, acaricio el ombligo y voy al monte de venus, antes de llegar a la conchita, dedeando despacito el clítoris, que aparece tímidamente… La sostengo con la derecha; 
    apoyo mi palma izquierda sobre la vulva, con el dedo acaricio sus labios y lo introduzco. 
    Ella inclina sus caderas hacia mi mano. Mi dedo penetra más.
    -¡Siiii! ¡Aaaahhh! - La nena respira hondo y aprieta los labios. - ¡Es rico eso!
    No sé ...
    ... por qué, pero dejándola con el uniforme, me morbosea un montón. ¡Es como si me cogiera a todas las colegialas! Falda plisada azul y vivos rojos, blusa blanca y una chaqueta – algo parecido a una campera -, del color de la falda, con el escudo. Medias blancas sobre las rodillas y zapatos acharolados.
    No es la primera vez. En verdad yo andaba tras la hermana, en un 3er. año del liceo, pero fue la nena la primera de ellas que me sonrió pícara en un acostumbrado retorno de la escuela, a eso de la cinco y media de la tarde. La veía regresar casi todos los días que estaba en casa a esa hora, más o menos, dado que, si mi mamá no me pedía que le hiciera algún mandado, yo andaba atorrando con algunos de los compinches del barrio. Me cruzaba con el conjunto de chicos que regresaban del primario a esa hora. Sin duda, ella era la más linda y apetecibles de las 4 o 5 chicas que conformaban el grupito de escolares, en el cual también había 3 o 4 chicos. 
    Fue así como, más allá del “hola” y “chau”, nos miramos y sonreíamos, sabiendo que esas miradas y sonrisas era un “intercambio” entre nosotros, aunque el grupo fuera numeroso. 
    Y tenía que suceder, dado que éramos vecinos. Fue el día en que nos cruzamos en solitario, yo hacia la casa de un amigo y ella cumpliendo algún encargo de la mamá. Nuestros saludos y sonrisas fueron “exclusivos”: “hola… ¿cómo estás?”, “yo bien y vos”, “feliz de verte…”
    -¿Cómo decís? – Se detuvo y giró hacia mí…
    -Estoy feliz de verte…, muy feliz…
    -Pero… ¡si me ...
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