PASEANDO POR RAJITAS - Relatos Eróticos

PASEANDO POR RAJITAS

... tu conchita! – ¡No podía decir que no! - ¡Tené cuidado con los dientes!
La fui guiando. Tenía miedo de que los clavara.
-¡Dale besitos y acariciala con la lengua! - Le introduje el glande. 
Martita hizo lo que le dije, con cierta aprensión, pero no se negó.
-¡Abrí bien la boquita, mi amor! – Pudo entrar menos que la mitad. - ¡Pasale la lengua y chupá, como si fuera un helado. 
Ella cerró los ojos y su lengüita recorrió lo que tenía dentro. No es todo lo que querría, pero igualmente me gustaba.
-¡Así mi amorcito! ¡Muy bien! – La alentaba para su placer. Ella sonreía y chupaba. – Lo haces muy rico, amorcito. ¡Te quiero mucho!
-¡Yo también te quiero! ¡Mucho, mucho! – Martita me abraza y me besa. Le retribuyo con caricias por todo el cuerpo.
A pesar que le llevaba 6 años…, o tal vez por eso, el placer era olímpico. La nena se esmeraba todo lo posible. No solamente me quiere dar placer… ¡ella también lo logra! Su mirada y su sonrisa lo afirman. 
-Ahora pará un cachito…, te la quiero meter…
-¡Si, dale! – Saltó alborozada.
Pensé que tal vez ella no conociera mucho de posturas. Más allá del misionero, no creo que supiera de otras. ¡Ya aprendería!
Separó las piernitas…; yo me acomodé con la pija en la mano… Martita levantó la cabeza y miró…
-¡Uy dio! ¿Eso me vas a meter? ¡Me va a doler!
-No mi amorcito, para nada… ¡Te va a gustar! ¿Nunca viste a tu mamá y papá coger?
-Si, los vi…, pero mamá es grande…, la debe tener más grande también…
-Pero cuando empezó a coger la ...

... tendría chiquita como vos…
-Pero… a lo mejor empezó de más grande…
-¿Por qué? Si tanto a las nenas como a los nenes les gusta coger… ¿por qué va a empezar más grande?
-No sé, digo yo…
-¿Acaso oíste a tu mamá decirle a tu papá que no se la meta porque le duele?
-No…, pero… qué sé yo…
-No tengas miedo mi amor… - Mientras ella expresaba sus “dudas”, yo no dejé de besarla, acariciarla, chupar y lamer… Estaba suficientemente mojada para penetrarla sin problemas…, por lo menos, eso creía yo… 
Con saliva, besos y lamidas, la conchita de Martita está a punto. El glande lo acomodé entre sus labios y lo fui introduciendo muy lentamente. Una vez la cabeza arropada por los labios de la vulva, me pude apoyar bien en brazos y rodillas… y fui bajando…, suave…, muy suave…
Sentía apretada la pija…, pero se podía deslizar. Martita tenía los labios apretados… Ingresó el glande…, luego un par de centímetros del tronco… Ella había cerrado los ojos…, pero si tenía alguna aprensión…, no lo demostraba…
Así llegué hasta que no pude más…
-¡Ay Dani, por favor! ¡No más! ¡Me duele! – Ella… ¡toda una mujercita!
La besé, nos besamos… Me retiré despacito…
-¡No! ¡No! ¡No me la saqués! ¡La aguanto! - ¡Eso es! Una vez adentro, no hay quien quiera que se la saques…
 -¡Ay Dani! ¡Qué rico! – Marta levanta sus caderas contra mi pelvis. La penetración es total. - ¡Como me gusta!
Aceleré el bombeo…
-¡No lo hagás tan rápido! ¡Más despacio te siento mejor! ¡Me gusta el mete y saca! – Marta mueve su pelvis ...