1. Así terminó todo


    Fecha: 26/10/2025, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: SaulOsorioT, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... almuerzo, salimos un rato.
    Yo: Ah… por eso tu ropa tirada en la cama.
    Pamela: Sí, ay, ahora falta ordenar eso también, estoy muertísima.
    Subió a acostar a los niños. Yo antes fui a dejar mi ropa que se había ensuciado en la obra a la lavandería, y para eso tenía que cruzar el jardín.
    Un jardín que a mi opinión no estaba muy distinto: hojas secas, una silla movida. Se encontraba sucio sí, pero lo único distinto era una botella de vino a medio terminar y dos copas sucias sobre la mesa de madera.
    No quise pensar más así que me fui a dormir.
    Los domingos, acostumbrábamos a no estar en casa, íbamos a pasear o visitar algún familiar. El lunes, al volver del trabajo, pasé otra vez por el jardín. La botella seguía ahí, pero vacía.
    Me chocó verlo tan seguido, de pronto, se hizo parte de la casa. Empezó a aparecer casi todos los días, desde verlo al regresar del trabajo a llevar a Claudia y Rodrigo al colegio, no lo supe por Pamela, lo supe por un jueves no fui a la oficina por un malestar estomacal y desde la ventana vi la camioneta de Víctor estacionada frente a la casa. Luego, supe que llevaba a los niños al colegio. Según Pamela, estaba pensando en hacer movilidad para otros padres, y mientras tanto ella lo acompañaba.
    No quise decir nada y sonar celoso, porque, estando ahí con los niños, no existía posibilidad de hacer algo me decía.
    La semana pasó igual. Volvía del trabajo y lo encontraba allí, siempre con una excusa: el jardín, los niños.
    Nada avanzaba mucho en el ...
    ... jardín, pero él seguía viniendo.
    El sábado siguiente, cuando me tocó volver a supervisar el proyecto, empezó mi verdadera odisea.
    Ese día regresé a casa más temprano; en realidad apenas una hora —normalmente llegaba cerca de las ocho y aquella vez fueron poco después de las siete—. Suelo avisar antes de salir de la oficina para que Pamela tenga la cena lista, pero ese día no lo hice y no por algún tipo de sospecha realmente, solo ese día no pasé por la oficina; fui directo a casa y pensé que llegar temprano no sería problema.
    A unos treinta metros ya se escuchaba el televisor a todo volumen. ‘Otra vez Claudia con el control’, pensé. Al entrar vi a los niños y al pequeño Braulio en la sala; estaban tan concentrados que ni se inmutaron cuando apagué el volumen.
    Yo: ¿Por qué tanta bulla, Claudia? ¿Dónde está tu mamá?
    Claudia: Papi… —dijo recién notándome, igual que Braulio y Rodri—. Perdón, mi mamá está arriba creo.
    Raro que estuviera arriba, imaginé que estaría con Víctor, no lo creía posible la verdad, pero subí de todas formas a cambiarme. Subí y como lo imaginé, no estaba ahí, me empecé a cambiar por la ropa de casa y al verme desde la ventana del cuarto noté la luz de la lavandería encendida; con tanto ruido del televisor no había oído la máquina —esas lavadoras antiguas rugían—, pero ahora el televisor las había tapado. Me vestí y bajé.
    Nada más entrar al jardín, como a unos veinte metros, una luz cálida y amarillenta iluminaba filtrándose desde la lavandería y la ...
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