1. Así terminó todo


    Fecha: 26/10/2025, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: SaulOsorioT, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... puerta abierta, es cuando la escena se desplegó como un golpe seco. Allí estaba Pamela, de espaldas, apoyada sobre el lavadero, arqueando la espalda con los brazos extendidos; su vestido, el vestido rosa y blanco que acostumbraba usar en casa, se amontonaba alrededor de su cintura, dejando a la vista su ancha cadera, sus firmes y voluptuosas nalgas, que se movían con cada movimiento, movimiento que le hacía tambalear también los senos con el brassier que le colgaba de un brazo.
    Detrás de ella, la figura de Víctor se movía con insistencia, sólido y seguro, dominando la escena con fuerza. La luz apenas delineaba su torso, solo alcancé a distinguir la mitad de su cuerpo, o talvez hasta solo un tercio de él. Los brazos tensos que sujetaban el vestido de Pamela, guiando cada uno de sus movimientos. Sus calcetines blancos eran lo único que rompía la oscuridad de su cuerpo desnudo. Esas embestidas, la manera en que controlaba cada reacción de Pamela.
    En el suelo, al lado de ellos sobre el colchón viejo que días atrás ella misma había pedido bajar porque ‘ya no servía’, había ropa amontonada. Esto me indicaba que no había sido casualidad.
    Mi cuerpo se congeló. Mi corazón latía con violencia, con vergüenza. No vi detalles íntimos; vi movimientos, vi el vestido desordenado, vi la ropa tirada, lo vi a él detrás. El ritmo, fuerte y constante, era como algo que golpeaba y volvía, el intenso modo de como sus grandes nalgas de Pamela rebotaban ante las embestidas, eran como un tambor ...
    ... apagado por el ronroneo de la lavadora. Cada movimiento de Pamela me martillaba en la cabeza una vez más.
    Solo al ver que la cabeza de Víctor se inclinó hacia la de Pamela, con su mano girando su rostro para besarla, que por suerte lo hizo hacia el lado opuesto a la puerta, aproveché a retroceder lentamente sin girarme, mientras tenía la visión de sus labios, el cuello estirado, la curva de sus pechos apenas contenidas por la tela del vestido arrugado… Todo era un golpe de realidad.
    Retrocedí hasta la entrada del jardín. Me senté en el sillón de la sala, el corazón a punto de estallar, control en mano. Los niños seguían absortos en la televisión, inconscientes del mundo de placer y traición que ocurría a unos pasos de ellos; no sospechaban nada. Pensé en lo absurdo de esa puerta abierta de la lavandería y en lo cerca que estaban los niños. ¿Qué habría pasado si uno de ellos hubiese entrado? Por un momento mi cabeza quiso romper algo, gritar.
    A eso recuerdo que el volumen de la televisión la había bajado, y la puerta que da al patio la había dejado abierta. Me encaminé al patio a cerrar la puerta con cuidado. Di un último vistazo: las piernas estiradas sobre el colchón de los dos. Pamela entregada, Víctor seguro y firme, el tamaño y la rudeza moviéndose arriba y abajo apenas visible por el marco de la puerta me hizo saber que era Víctor quien estaba encima. Me sentí pequeño, expuesto, ridículo por no haberlo visto antes, con el corazón roto y la mente llena de imágenes que ...
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