1. Por la grandísima culpa de mi culo, debuté


    Fecha: 27/10/2025, Categorías: Gays Tus Relatos Autor: Puchita, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Yo siempre había sido un joven y un adolescente delgado, casi enclenque, pero al cumplir los veinte mi cuerpo «embarneció» como suele decirse. Tanto mi espalda, como el tronco y algunos músculos como los trapecios y pectorales los tenía de forma natural desarrollados. No tanto los de las piernas o de mi culo, o brazos, que seguían manteniendo un tamaño regular para mi edad.
    Sin embargo, noté un nuevo cambio al pasar el tiempo. Después de ejercitarme un poco para evitar engordar y mantenerme en forma, incluso marcado, me cansaba del entrenamiento y lo dejaba sin lograr mucho resultado. Y así, casi al cumplir los treinta y pocos, fue que descuidé un poco mi alimentación y no hacía deporte. Lo que hizo que engordara; pero como el músculo tiene memoria, al aumentar de peso casi no aumenté de volumen. 
    
    En poco tiempo, al volver a estar más activo me sentí más ligero, pero seguía pesando casi los mismos kilos que había ganado. Resultó que la grasa acumulada, con mis cambios hormonales, había convertido un pico de testosterona en estrógenos y eso provocó que de modo natural creciera el tejido adiposo en otras partes de mi cuerpo, como el trasero y el pecho, y muy levemente el bajo vientre.
    
    Me di cuenta por lo justa que me quedaba la ropa interior y que mis pantalones empezaron a apretarme por la parte de las nalgas, y, un día, que me puse un pantalón de deporte, mi culo se veía enorme. Como nunca antes lo había visto.
    
    Salí a correr y me propuse comer menos para ...
    ... adelgazar ese exceso de culo, que a veces, en la calle, me miraban muchos ojos curiosos. Miradas de mujeres, pero, siendo bastante extraño para mí, la de muchos hombres jóvenes y de mayores, hasta el punto de incomodarme agacharme o inclinarme en público. Aunque posaran solo unos segundos su vista sobre mi culote.
    Lo único que conseguí con esas salidas a trotar y esa dieta sin cenar en raras ocasiones fue perder un poco de cintura y que mi cadera pareciera más ancha.
    Mi trasero se veía ancho, gordo, duro e ingrávido.
    
    En esa situación me encontraba y tuve que acostumbrarme a escuchar comentarios sobre mi cuerpo: que qué me había pasado, qué si me mataba a sentadillas; bromas sobre si me había operado o si me había picado algo en el trasero. Hasta apodos de mis más íntimos allegados como "culona" o "nalgadidad". Algunas amigas me pedían el secreto para haber aumentado mis nalgas de tamaño. Creo sinceramente que trascurriendo el tiempo ese cambio se hubiera ido, se habría redistribuido la masa corporal nuevamente, por mi estilo de vida; pero no pudo convertirse en un detalle anecdótico que contar porque fue la causa de que ocurriera mi debut en el sexo anal.
    
    Durante esos días se alertó a la población que había una incursión militar del país vecino, aliado de Rusia y que quería tomar la isla donde vivía como enclave para sus maniobras marítimas. Nos recomendaron evacuar la zona o refugiarnos en hoteles y edificios gubernamentales o campamentos. Aún así los niños y las mujeres y ...
«1234...»