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Ari: Prisionero de Mi Piel V
Fecha: 03/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... que puedes. Lo único que falta… es que me obedezcas. Sentí que mis piernas flaqueaban. El miedo, la vergüenza y algo más que no quería admitir me tenían atrapada. No podía apartar la mirada de él, aunque lo intentaba. —Por favor… —susurré, sin saber si le pedía que se detuviera… o que siguiera. Él sonrió con calma, seguro de sí mismo. —Te ves aún más hermosa cuando tiemblas —me dijo, y esas palabras me atravesaron como un golpe suave pero certero. Me quedé quieta, temblando, sin saber si retroceder o dejarme llevar. Jordan me miraba con esa seguridad que me desarmaba. —Mírame… —ordenó con suavidad. Levanté la vista apenas, y en ese instante sus labios rozaron los míos. Sentí un escalofrío recorrerme entera, mis rodillas casi no me sostenían. —No… —alcancé a susurrar, pero mi voz se quebró entre jadeos. Él me sostuvo del mentón, obligándome a mantener la mirada. —Sí… —respondió con calma, como si no existiera otra opción. Su boca volvió a buscar la mía, esta vez con más firmeza. Me quedé sin aire, sin defensas. Cada beso me robaba la voluntad. Cuando me di cuenta, sus brazos me rodeaban, y con una seguridad que me hizo temblar aún más, empezó a conducirme hacia mi habitación mientras me besaba el cuello y me agarraba la cintura y nalgas. Yo apenas podía caminar, cada paso era un torbellino entre miedo y deseo. —Tranquila… —me susurró al oído mientras avanzábamos—. No voy a soltarte. Entramos y la puerta se cerró detrás de nosotros. Mi respiración era agitada, ...
... sentía mi piel arder. Él me miraba como si ya fuera suya desde antes de besarme y tocarme. —Eres mía… —sus palabras fueron un golpe dulce, del que no pude escapar. Me sentí desarmada. Su presencia llenaba el espacio, y yo, tímida, asustada, apenas podía sostenerle la mirada. Él, en cambio, parecía disfrutar cada instante de mi nerviosismo, y sumisión. Me habló de la imagen que tenía grabada en su mente desde ayer: yo, en lencería, vulnerable, expuesta. “Te veías hermosa”, me dijo, y esas palabras me atravesaron más que cualquier gesto. Yo temblaba, me encogía, quería esconderme… pero al mismo tiempo sentía que algo dentro de mí se abría paso hacia él. Sus manos subieron lentamente por mi abdomen, agarrando el borde de mí polera. Yo apenas podía respirar, atrapada entre su pecho y el espejo. Sentí cómo la tela ascendía; rozando mis costillas y me estremecía. Alcé los brazos, temblando, y la prenda salió de mi cuerpo y cayó al suelo, dejándome en buso. Me miraba fijo, sin prisa, disfrutando de mi vulnerabilidad. Sus dedos entraron por el borde de mi buso, sujetándome y demorando en mi cintura, como saboreando el instante, bajando lentamente hasta mis caderas y nalgas. Sentí cómo me bajaba poco a poco el buso, obligándome a soltar un gemido nervioso. El aire frío de la habitación me envolvió cuando lo retiró por completo, y dejándome expuesta solo con mi cachetero, que se ceñía a mi piel como un secreto íntimo. Me quedé frente a él, con el pecho agitado, apenas ...