1. Ari: Prisionero de Mi Piel V


    Fecha: 03/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... espalda.
    
    —Mírame… —ordenó, y abrí los ojos solo para encontrarme con los suyos, llenos de deseo y dominio. Esa mirada me hizo rendirme por completo.
    
    El ritmo se aceleró; mis gemidos llenaban la habitación, y la tensión en mi cuerpo crecía hasta ser insoportable. Sentí cómo me consumía, cómo todo se quebraba dentro de mí al mismo tiempo que un clímax me atravesaba, haciéndome gritar su nombre.
    Y en ese instante, ya no había miedo. Solo entrega, solo fuego, solo nosotros.
    
    Jordan me estaba asiendo el amor, me sentía diminuta, frágil , débil, vulnerable, me olvide que yo era un hombre y empecé a disfrutar como una verdadera mujer, le empecé a decir que lo amaba mientras lo abrazaba fuerte, le decía que no me deje , que soy tuya , lo abrazaba fuerte, así estuvimos como media hora, yo gritaba y gemía fuerte hasta que empecé a convulsionar, sentía que me iba de este mundo no se que paso pero perdi el conocimiento después supe que lo que había pasado era que había tenido un orgasmo.
    
    Quedé tendida bajo su cuerpo, la respiración desordenada, el sudor pegando mi piel a las sábanas. Mis piernas aún temblaban, abiertas, vulnerables, mientras él permanecía encima de mí, caliente, firme, sin apartar su mirada de la mía.
    
    Quise cubrirme, esconderme, pero me sostuvo del mentón con suavidad, obligándome a mantener los ojos abiertos.
    —Mírate… —susurró—. Nunca fuiste tan hermosa como ahora.
    
    Sentí un nudo en la garganta. Yo estaba desnuda, frágil, entregada, y aun así esas ...
    ... palabras me atravesaban más que todo lo demás. Me descubrí sonriendo entre lágrimas, temblando, y entendí que la vulnerabilidad que tanto me asustaba era también la que me hacía sentir viva.
    
    Él me rodeó con su brazo, apretándome contra su pecho fuerte, y en ese silencio solo se oía nuestro jadeo compartido. Yo sabía que el deseo no había terminado; que esa tensión seguía ardiendo entre nosotros, lista para devorarnos otra vez.
    
    Su respiración comenzó a calmarse, pero sus manos nunca dejaron de recorrer mi piel. Yo pensaba que todo había terminado, que me dejaría descansar, pero su cuerpo seguía ardiendo contra el mío. Sentí cómo su erección seguía como al inicio, rozando mis muslos aún sensibles, y un escalofrío me recorrió entera.
    
    —¿Creías que ya había terminado? —me susurró al oído con una sonrisa oscura.
    Apreté las sábanas, temblando, sabiendo que me provocaba otra vez. Su lengua se deslizó por mi cuello, bajando hasta mis pechos, y mis gemidos reaparecieron, más débiles, rendidos. Intenté apartarlo, con un “ya no puedo” apenas audible, pero él me sujetó las muñecas sobre mi cabeza y me obligó a mirarlo.
    
    —Sí puedes… conmigo siempre puedes.
    Su boca y sus manos volvieron a encender cada rincón de mí, hasta que el deseo me devoró de nuevo. El segundo encuentro fue distinto: más salvaje, más desesperado, Jordan era un experto me dominaba a su antojo me puso boca abajo donde sentía su cosota llegar hasta mi estómago, me puso en 4, me hizo el amor por toda mi habitación ...