1. Ari: Prisionero de Mi Piel VI


    Fecha: 03/11/2025, Categorías: Transexuales Tus Relatos Autor: EntreLineas, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    ... atrapaba.
    —Sabía que me estabas esperando —dijo sin rodeos.
    Yo estaba con un short flojo y una camiseta ligera, nada preparado… mis mejillas estaban ardiendo por el beso.
    No me dio tiempo a responder. Caminó hacia mí, me tomó del cuello con una firmeza que me obligó a mirarlo a los ojos. Esa mirada me atravesó, me quebró. Y antes de que pudiera procesar nada, sus labios nuevamente estaban sobre los míos, rudos, demandantes.
    Me empujó contra la pared y sus manos ya estaban deslizándose bajo mi camiseta. Su voz fue un gruñido bajo:
    —Tu madre no va regresar hasta la noche… ¿verdad?
    Negué con la cabeza, jadeando.
    —Entonces eres mía sin interrupciones.
    En un solo movimiento me levantó, haciéndome rodear su cintura con las piernas. La tela de mi short subió, y la fricción con su erección me arrancó un gemido ahogado. Jordan sonrió satisfecho.
    —Eso… así te quiero, temblando.
    Me llevó cargada hasta mi habitación. No hubo suavidad; me lanzó sobre la cama y me quitó la camiseta de un tirón, dejándome mis pequeños senitos expuestos. Se desnudó sin prisa, dejando a la vista esa dureza que ya me asustaba y excitaba al mismo tiempo. Yo lo miraba con los labios entreabiertos, sintiéndome presa de su presencia.
    Pero me incorporé de golpe.
    —No… —susurré—. No puede ser…
    Jordan Caminó con calma, como si mi cuarto fuera suyo.
    —Princesa… —dijo, cerrando la puerta tras de sí—. Te dije que volvería.
    —No deberías estar aquí… ya me hiciste suficiente daño.
    Él arqueó una ceja, ...
    ... acercándose paso a paso.
    —¿Daño? —rió suavemente—. No mientas, Ari. Si hubiera sido daño, no me hubieras abierto la puerta y dejado entrar, me habrías echado… pero aquí me tienes otra vez.
    —Yo… no… —mi voz se quebró.
    Jordan me tomó del mentón, obligándome a mirarlo.
    —Tu silencio me lo dice todo. Tú ya me entregaste lo que nadie más tenía. Y ahora… cada vez que tiembles, vas a recordarlo.
    —Yo me odio… —confesé con lágrimas en los ojos—. Me odio por no poder decirte que no.
    Él acercó su boca a mi oído, su aliento recorriéndome la piel.
    —Entonces odiarme a mí también… pero déjame seguir marcándote.
    Sentí que mis rodillas flaqueaban. Jordan me empujó suavemente hacia la cama. Mi cuerpo obedeció sin resistencia. Me sentía como una marioneta, atrapada en un juego que yo misma no sabía si quería detener.
    —¿Sabes por qué vuelvo, Ari? —preguntó, inclinándose sobre mí.
    —¿Por qué…? —musité, apenas respirando.
    —Porque tú me llamas. Aunque tu boca diga lo contrario, tu cuerpo grita mi nombre. Y yo… solo quiero complacerte.
    —Eres cruel… —susurré, con el rostro ardiendo.
    Él sonrió, bajando la voz hasta convertirla en un susurro íntimo, devastador.
    —No soy cruel, princesa. Soy tu verdad. La que escondes, la que no confiesas ni frente al espejo.
    Las lágrimas rodaban por mis mejillas, y al mismo tiempo un calor insoportable me recorría. No podía negar lo que me hacía sentir, aunque quisiera.
    —Jordan… por favor… no me humilles más…
    Él soltó una risa grave.
    —Quítate todo haciendo ...