1. Vicky


    Fecha: 20/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... confirmé que iría a buscarla pero que debería esperar un poco ya que estaba terminando una diligencia y me encontraba muy lejos, realmente me encontraba lejos, pero yo conocía todos los recovecos de la ciudad, el tráfico, conducía una moto, las cuales no conocen el tráfico y yo siempre corría a todo lo que era posible hacerlo, antes de las cinco me detuve en un café, como a cien metros de nuestra oficina y esperé a que fuesen las cinco y cuarto, entonces llegué tocando corneta, sin ninguna intención de aparcar o de entrar a la oficina, entonces la vi salir, en lugar de su elegante ropa, es decir, falda cortita, blusa vaporosa, pañoleta, larga y grande, traslúcida, hacía juego con la blusa, chaqueta de corte elegante, vestía ahora un traje, es decir, una braga de cuero, negra con detalles cromados, botones, adornos y cremallera, una cremallera que propiamente llegaba hasta el cuello de la braga pero que ella mantenía abierta desde el cuello hasta su escote y luego se estiraba hasta la cruz de los pantalones, brillante, larga y brillante, botas altas, también de cuero, con tacón alto y fino, un cintillo ajustado en el cabello, no se que más decir, era la aparición perfecta del sueño más loco de mis sueños hecha carne, ¡Coño, qué bolas!, en este momento lo recuerdo y se me hace agua la boca.
    
    Aquella diosa hecha mujer se acercó decididamente hacia mí, llevaba en su derecha una mochila, también de cuero, que despedía el inconfundible aroma del cuero nuevo, recién salido del ...
    ... taller del talabartero
    
    - Y bien, ¿A dónde vamos?, ¿Qué quieres hacer? - No lo sé, ¿Qué te provoca, quieres una cerveza, un trago, ir a algún sitio en particular? - Donde tú quieras para mí está bien, que sea abierto, ¿Sí? Ok. Súbete, ten cuidado con el escape, no vayas a quemarte - Explícame, ¿Cómo me monto? Bien, pon tu pie derecho aquí, sobre el estribo, primero pon la mochila a tu espalda para que no te incomode, permíteme, ven, date vuelta, eso es pasa un brazo por aquí, eso, así esta bien, ahora, pon tu pie derecho sobre el estribo, agárrate bien, fuerte, así, de mi cintura, ahora pasa tu pierna izquierda por encima, vamos, levántate, como si fueras a montar a caballo, bien, pásala sobre la moto, ok. bien...
    
    Una vez sentada rodeó mi cuerpo con sus brazos y recostó su rostro sobre mi hombro, me dijo al oído,
    
    - Está bien así, ¿No te molesto, puedes conducir bien así?
    
    Presioné el manillar del cloche y pisé la palanca de cambios, entró la primera con su característico clack, poco a poco fui dando vuelta al puño del acelerador y soltando el cloche, el motor ronroneaba bajo mis piernas mientras que yo, no sé cómo, veía la escena desde afuera, a un lado y me moría de la envidia de ver a ese carajo en tremenda moto con aquella hembrota detrás.
    
    Poco a poco llegué a El León, lugar a cielo abierto frecuentado por gente joven, luego de tres o cuatro cervezas y una charla entretenida sobre puras pendejadas, veo acercarse a Mary, mi esposa, acompañada de un grupo de amigos ...
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