El presidente
Fecha: 20/03/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
El presidente
Ser presidente de una comunidad de vecinos puede dar trabajo y molestias, pero también aumenta las posibilidades de follar, y Alfredo se aprovecha de ello.
Ah, ah, ah, sííí; uf, vaya pajote más bueno que me hecascao.Joder, no puedo seguir así, tengo que hacer algo con lo de Nela, me estoy poniendo enfermo de ganas, me la tengo que follar como sea.
Hace tres años vino a vivir a esta comunidad de vecinos Mariana —Nela— una mujer entonces recién divorciada —de un piloto de aerolíneas que hace poco se casó de nuevo con una joven azafata portuguesa— y que hoy tiene cuarenta y pocos años, viviendo con sus dos hijos aún adolescentes, chico y chica. Le vi el primer día cargada de bolsas y maletas esperando uno de los ascensores, le sujeté la puerta, le ayudé a entrar bultos en el ascensor y nos saludamos amistosamente, le di la bienvenida y desde entonces nos vemos a menudo, como sucede con tantos otros vecinos —son cien viviendas sumando los cinco bloques y somos poco más de quinientos empadronados— entre otras cosas porque en general aquí hay buen rollo y al ser una urbanización privada, vallada, con aparcamiento en superficie, piscina, juegos infantiles, jardines, pistas deportivas, gimnasio, varios salones multiusos, una cafetería sin acceso desde la calle… se celebran actividades de todo tipo para los vecinos y hay una vida social bastante intensa, fundamentalmente en épocas de buen tiempo y los fines de semana.
Desde que la vi la primera vez me ...
... pareció la tía más deseable del mundo (alta, rubia natural, guapa, delgada con curvas, elegante en sus gestos, simpática sin exagerar, educada), se ha convertido en la musa de mis ensoñaciones eróticas y el objetivo número uno de mi deseo sexual. Me mato a pajas pensando en ella. Varias veces he intentado acercarme a Nela no sólo como vecino sino dándole a entender que me gusta y que estoy deseando ser algo más, pero nunca se ha dado por aludida o de manera discreta —y también distante— se ha desentendido por completo de mi interés. Que yo sepa no tiene pareja ni novio tan siquiera y a su casa no trae hombres (su ex marido recoge a los hijos en la puerta de la urbanización, ni tan siquiera se ven), además, me he permitido investigar un poco su entorno y en la tienda dedelicattesen de su propiedad trabajan dos mujeres y un hombre joven, afeminado y conocido maricón del ambiente del barrio de Chueca.
Me voy a presentar: me llamo Alfredo —Fredo o Fredy para mis amistades cercanas— acabo de cumplir cuarenta y cinco años, soy abogado, no trabajo, vivo muy bien de las rentas que me proporcionan ocho locales comerciales situados en zonas céntricas (herencia de mis padres, fallecidos hace seis años en accidente de automóvil cerca de Sarria, el pueblo gallego en donde nacieron y vivían tras retirarse mi padre de su actividad de compra-venta de pisos), todos alquilados a negocios solventes; soy soltero sin novia ni pareja fija, y si tengo que definirme físicamente, diré que soy alto, ...