El presidente
Fecha: 20/03/2019,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... meto en el coño de un solo golpe. Un par de docenas de pollazos tranquilos, profundos, muy dentro, para mojar bien la polla —le gusta, joder que si le gusta mi rabo— e intento penetrar su ano separando los grandes cachetes con las manos. Para qué queremos más, vaya escándalo me monta, como si le fuese a matar: gritos, insultos, empujones, se da la vuelta para tumbarse en la cama…
—Tranquila, tía, si nunca te han dado por el culo dímelo para poner cuidado y buscar un buen lubricante
—Ni se te ocurra, maricón de mierda
—Vale, ya probaremos poco a poco; anda, chúpamela
No lo hace mal, pero le faltan ganas, ritmo, al menos tal y como a mí me gusta, así que le recuerdo que estoy con ella para pasarlo bien y parece que mejora algo.
Ya estoy a punto, así que hago que se tumbe en la cama boca arriba —es todo un espectáculo ver esas tetazas desplazarse hacia los lados, deslizarse como dos platos de sabrosas dulces natillas— me pongo de rodillas ante ella y se la meto en el mojado chocho. Bueno, muy bueno, y cuando me echo sobre ella y le abrazo sujetándome a los hombros para poder empujar con fuerza, le resulta imposible dejar de adaptarse a mi ritmo, a la velocidad que impongo. Es gratificante y excitante oír su respiración corta, rápida, jadeante, coincidiendo con cada uno de los pollazos que le estoy metiendo y sacando. Elchop-chop de mi rabo al entrar y salir es un complemento sonoro de categoría que me gusta y me pilla un poco de sorpresa lo rápido que se corre tan ...
... sólo con la polla —se queda callada varios segundos y después suelta un grito largo, en voz baja, no sé si disimulando el ruido— por lo que incremento la velocidad y aunque ya empieza a quejarse, ni se me ocurre sacarla hasta que llega mi orgasmo y eyaculo hasta la última gota de mi leche. Como no ha dicho nada me he corrido dentro de su coño, ella sabrá.
El detalle del culo no me ha gustado nada de nada, pero por supuesto que seguiré intentándolo. La máscara de desprecio que cubre su cara es el único gesto que recibo cuando me voy y le aseguro que mañana voy a volver.
No sé si ya voy a tener que ir terminando con las madres de loschorimanguis juveniles. Devolví todos los objetos con el argumento de que los había encontrado escondidos pero no sabía quién podía haber sido, quizás alguien de fuera de la urbanización. Ya han pasado tres meses desde la última vez que los grabé robando y no creo que tarden mucho las mujeres en rebelarse y pasar de mí y mis exigencias de sexo. Follo todos los días al menos una vez con una de las tres. Sé que entre ellas no hablan habitualmente a pesar de la amistad entre sus hijos, así que no temo que formen un frente común, pero con el paso del tiempo nunca se sabe.
Es una pena, yo lo estoy pasando cojonudamente. He pensado en una manera de despedirme que creo elegante, dándoles la oportunidad de elegir entre seguir follando conmigo —soy demasiado optimista, me temo, aunque las tres se terminan corriendo como perras salidas cuando me las ...