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Hailey: La enfermera de vampiros (III)
Fecha: 08/11/2025, Categorías: Dominación / BDSM Tus Relatos Autor: AllenNilsen, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... la zona cercana mientras chupaban con placer. Uno de los tirantes del camisón se levantó lo suficiente como para deslizarse por el hombro y caer a un costado, dejando al descubierto uno de los pequeños senos de la chica. Fue entonces que se acercó el último vampiro, quien pasó su lengua con lujuria sobre el pezón y la mordió en el pecho. No se esperaba el gemido que obtuvo por respuesta, y levantó la mirada, encontrándose con los ojos azules y cansados de Hailey, completamente fijados en él. Hailey mantuvo el contacto visual y esbozó una sonrisa casi imperceptible, pero que el medio-vampiro no pasó por alto, mientras continuaba bebiendo con una expresión hipnotizada; pese a todo, la joven aún era muy hermosa. Cuando finalmente terminó, el medio-vampiro se quedó a su lado, observando a Hailey con una mezcla de deseo e intriga, aunque ella ya no lo siguió la mirada. Owen se acercó y aplaudió, satisfecho: —Esa pasividad sí que me gusta, Hailey, Lucián se vio muy complacido por ese gemido tuyo. —Extendió sus brazos y se dirigió a sus camaradas—. Partiremos en una hora, prepárense bien. Los vampiros murmuraban sobre lo bien que se sentían tras beber la sangre de Hailey, mientras que el último de ellos, Lucián, se acercaba a hablar con Owen: —Jefe, permítame el turno para cuidar del cuartel, y vigilar a esta… niña. En sus ojos veo aún intenciones de escapar. Owen asintió, y con una última caricia a la mejilla de Hailey, se inclinó para desatarla. —Llévatela —ordenó, ...
... levantando el delgado brazo de la chica. Lucián obedeció y cargó a la joven devuelta a su dormitorio, para dejarla otra vez posada en la cama. Mientras apoyaba su cabeza en la almohada, Hailey no dejaba de mirarlo a los ojos, con una expresión neutra. —¿Qué sucede? ¿Te gustó? —dijo Lucián Hailey no respondió. »Cómo quisiera hacerlo de nuevo, pero soy un hombre sin autocontrol. Owen me mataría. Dicho eso, Lucián se levantó y salió de la habitación, cerrando la puerta, pero sin dejar de mirar el rostro de esa chica. Las horas pasaron lentamente, ya la misión había comenzado y el cuartel estaba casi vacío. Hailey, aún recostada en su habitación, podía oír cuando Lucián subía la escalera y caminaba por el pasillo. Decidió que era momento de actuar: desde la puerta entreabierta, vio el trozo de marco astillado —aquella estaca improvisada— aún tirada en el pasillo, desapercibida entre los barrotes del barandal, justo donde la había soltado al saltar. Esperó a que Lucián se alejara y se arrastró como pudo fuera de la habitación para tomar la estaca, luego volvió y la escondió bajo su almohada. Se acostó unos minutos y, cuando oyó a Lucián acercarse una vez más, hizo el esfuerzo de levantarse de la cama, para caminar lentamente hacia la puerta. Lucián, por su parte, patrullaba cabizbajo, pues Hailey no salía de su mente desde la mañana. Pronto oyó su voz, débil pero angelical, llamar su nombre: —Lucián… por favor… necesito ayuda. Lucián se acercó a la puerta y miró ...