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A sus órdenes
Fecha: 15/12/2025, Categorías: Sexo con Maduras Tus Relatos Autor: David, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... booking. Cuando llegamos, ella entró primero, su maleta rodando tras su culo caderón. “Fede, esto es… una suite nupcial. Solo una cama”. Miré su expresión: sorpresa, pero con un brillo en los ojos tras las gafas. “Sí, María José. Esta noche, vas a servirme de verdad. Desnúdate”. Se quedó quieta un momento, su vientre abultado subiendo y bajando. Luego, con manos temblorosas, se quitó la blusa, revelando sus tetas enormes, pesadas, colgando libres: piel blanca surcada por venas azules que cubrían toda la masa carnosa, pezones rosados y grandes. “Dios, qué tetas tienes”, murmuré, acercándome. Las manoseé con rudeza, sintiendo su peso, pellizcando las venas visibles. Ella gimió: “Sí, jefe, tócalas, son tuyas”. Las chupé, mordiendo los pezones, mientras ella se quitaba la falda, quedando en bragas, su culo gordo y blanco expuesto, su vientre colgando suave. La senté en el sofá y me bajé los pantalones. “Arrodíllate, mi perrita. Mámamela”. Se arrodilló entre mis piernas, su pelo canoso rozando mis muslos. Tomó mi polla dura en su boca, chupando apasionadamente, su lengua girando alrededor del glande, succionando con fuerza. “Así, perrita, chúpala bien. Eres mi chuchilla ahora, ¿verdad?”. Ella levantó la vista, ojos vidriosos: “Sí, Fede, tu chuchilla sumisa. Me encanta servirte”. Gemí, agarrando su cabeza, follándole la boca mientras manoseaba sus tetas ...
... pesadas. La llevé a la cama. “Ponte a cuatro patas, perra. Pon el culo en pompa”. Obedeció, su culo gordo elevado, coño húmedo expuesto bajo el vientre abultado. “Fóllame, Fede, métemela toda. Poseéme”. Entré en ella de un empujón, crudo y profundo, sintiendo su calor apretado. “¡Ahhh! ¡Sí, jefe, fóllame duro!”, gritó exageradamente, gimiendo como una actriz porno. La embestí con fuerza, mis caderas chocando contra su culo gordo, mientras la llamaba: “Mi perrita, toma polla”. “¡Más, Fede! ¡Soy tu puta sumisa! ¡Fóllame el coño!”, gemía ella, arqueando la espalda. Cambiamos posiciones: en el suelo, ella encima, sus tetas pesadas botando, venas azules danzando; yo chupándolas mientras la penetraba. “¡Dios, sí! ¡Chupa mis tetas, jefe! ¡Me corroooo!”. Gritaba, su cuerpo temblando en orgasmos exagerados. En el jacuzzi, la puse contra el borde, follándola por detrás, agua salpicando. “¡Ahhh! ¡Fóllame más, mi amo! ¡Ponme el culo en pompa y métemela!”. La dominé completamente, pero ella lo disfrutaba: “Me encanta ser tuya, Fede. Repítelo, prométeme más viajes así”. Folramos toda la noche, repitiendo: blowjobs apasionados, sexo pornográfico en todas las superficies. Al final, exhaustos en la cama king size, me susurró: “Llévame a más viajes, jefe. Seré tu perrita siempre”. Sonreí, manoseando sus tetas una última vez. “Lo haré, María José. Eres mía ahora”.