1. Mi tía y yo nos desvirgamos mutuamente


    Fecha: 27/12/2025, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: icasagua, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Nací en el seno de una familia católica, conservadora y pobre a mediados del siglo XX. La opresión de la moral del sistema existente en la sociedad en aquellos tiempo se mantuvo mucho después de la apertura de sectores sociales, en lo denominado el “destape”.
    
    En la casa vivía mi tía, mamá y yo, que tenía recién cumplidos 14 años.
    Mi tía que llamaré María, era la más pequeña de mis tías, con una diferencia de unos veinte años con la mayor de ellas. Tenía un cuerpo hermosos pero no lo acompañaba un bello rostro, a sus 21 años nunca había tenido novio. 
    
    Al criarme entre mujeres siendo yo un crío,  solían andar en verano por la casa vestida con unas blusas larga y bastante desgastada, tanto que era semitransparente… En verano los veranos no solías llevar sujetador. Se veían sus pechos perfectamente bajo esa blusa y sus pezones marrones, sus bragas...
    
    Un día un pequeño ruido me despertó. Era de madrugada. Mi habitación queda justo frente al aseo. (Yo ya había cumplido los 14 años…). El ruido casi imperceptible lo producía mi tía que se levantaba muy temprano para ir a trabajar. Ese día había dejado la puerta casi abierta en la seguridad de que todos dormían, pero yo no sé el por qué me incorporé de la cama y abrí la puerta de mi habitación sin hacer ruido para no molestar a las que estaban durmiendo. 
    
    Ella llevaba puesta una blusa azul celeste, casi transparente que cubría casi todo su cuerpo. En ese momento se inclinó hacia delante sobre la bañera para sacar un ...
    ... barreño que estaba dentro, dándome toda la espalda mientras la observaba desde mi habitación. Ella levantó una pierna hacia atrás mientras se inclinaba hacia delante para alcanzar el barrero, quedando al descubierto todo su vello público en esa posición ante mis ojos.
    
    Era negro azabache y rizado. Era la primera vez que los veía en mí vida. El movimiento y la postura para alcanzar el barreño hizo que los labios de su coño se abrieran y me impactó el rojizo de su interior. (Creo que tenia la regla. Yo no sabía en aquella época, fue a la larga en el tiempo cuando mi mente lo entendió).
    
    Mis ojos la observaba con naturalidad mientras ella intentando agarrar el barreño, alongado su cuerpo sobre la bañera, la vez que intentaba mantener el equilibrio sobre la otra pierna apoyada en el suelo. No obstante, a mí mente y a mí cuerpo le ocurrió algo. Notaba mi cara ardiendo y un fuego en todo mi cuerpo. Cerré la puerta y me metí entre las sabanas. Hacía poco tiempo que había comenzado a masturbarme, puede que medio año. Mi verga de adolescente estaba tiesa y parecía que iba a reventar. Mi mano subía y bajaba con fuerza y frenesí, hasta que mi mano se impregno de un líquido caliente, que no era resbaladizo, previo a oír un pequeño “crac”. Prendí la luz de la habitación y vi mi mano llena de sangre. Me asusté, tomé un pañuelo de tela que tenía sobre la mesa de noche y lo coloqué sobre mi polla que seguía totalmente erecta. En unos segundos se empapó de sangre. Me había roto el frenillo de ...
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