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Don Pancho el conserje se cogió a mi hija (continuación)
Fecha: 31/12/2025, Categorías: Confesiones Tus Relatos Autor: Anónimo, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
Al día siguiente de mi infidelidad con don Pancho fui temprano por una prueba de embarazo, por pura paranoia ya que ni siquiera estaba en mis días, y salió negativa obviamente. La culpa me carcomía el corazón pues sabía que había pecado y traicionado horriblemente a mi marido, él era bueno, responsable y sobre todo fiel, y que su mujer se haya revolcado con otro tipo que encima era un conserje ordinario del edificio donde vive era una atroz humillación. Mi hija también se había comportado como mujerzuela pero ella siempre fue muy rebelde, a lo mejor sacó la putería de mí, pensé, lo cual solo empeoraba mi ánimo. Pasé una semana rehuyendo de don Pancho a quien no podía ni sostenerle la mirada y aunque él se me acercaba ya con total desfachatez a invitarme a coger, y en especial a estrenarme el culo como habíamos acordado la última vez, yo lo esquivaba y no respondía. Curiosamente, don Pancho no insistió demasiado pues además de que tenía otras amantes en el edificio, era como si supiera de antemano que eventualmente cedería y terminaría entregándole el culo. Cosa que no era improbable, pues la primera semana que lo evité por completo sufrí de terrible insomnio. Mi cuerpo me pedía sexo y me ponía super cachonda, pero no deseaba que mi marido me tocara pues no trate de seducirlo y él tampoco quiso tocarme. Algunas noches tuve que levantarme en la madrugada para mitigar mi líbido y masturbarme en el baño, imaginando a don Pancho desnudándome, acariciándome y besándome en mi ...
... lecho matrimonial hasta que yo solita le pedía verga y más tarde me abría las nalgas con mis propias manos para que su vergota me desflorara el ano. En la segunda semana mi calentura era intolerable y mi menstruación no se retrasó por lo que el riesgo de embarazo se desvaneció, así que el jueves di rienda suelta a mis instintos y decidí que hoy me entregaría de nuevo a ese semental. Así que me vestí lo más sexi que pude, mi blusa más escotada, sin sostén para que se transparenten mis pezones, mi falda más pequeña que me llegaba a medio muslo y se ceñía a mis curvas y si me inclinaba un poco de màs permitia ver el nacimiento de mis nalgas, mis bragas de encaje más reveladoras cuya costura se perdía entre la raja del culo (ya que no tenía tangas) y para rematar unos tacones de aguja que casi nunca usé. Me miré al espejo y no me reconocí, ni en mis años mozos me vestí así jamás pero me sorprendió notar que tenía mejores proporciones que muchas jovenzuelas. Baje a la conserjería y di de vueltas frente a ella contoneándome como suripanta para atraer la mirada de don Pancho pero tras varios minutos no vi el menor movimiento. Un poco desesperada acerqué mi oído a la puerta metálica y escuché arcadas, besuqueos y el resuello muy agitado de don Pancho. Deduje que para mí mala suerte andaba con alguna vieja y descuidado como siempre don Pancho dejó la puerta entornada. El morbo me ganó de nuevo y quería ver a quien se estaba cogiendo, mi hija estaba descartada esta vez. Entré y ...